sábado, 29 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (32)

En circunstancias normales, Nos, el gallardo y broncíneo Narrador de blondas guedejas, no solemos traspasar la cuarta pared. Más que nada, porque se está de rechupete del otro lado, sentado en primera fila con un cubo de palomitas y presenciando cómo las pasan de canutas los personajes para llevar a cabo lo que Nos sale del magín. Además, la cuarta pared está siempre muy húmeda y cogemos unos catarros que para qué. Pero esta vez hemos de transponer su umbral y confiar acto seguido en el Bisolgrip.
Analicemos con detalle, querido lector (para poder decir "lectores" tendríais que ser dos), la anterior escena, antes de llegar a conclusiones acaso precipitadas:
En primer lugar, la Bestiola estaba leyendo "La montaña mágica", sí, pero en versión original subtitulada. Si lo sabremos Nos, que somos el Narrador Omnipotente y Resultón.
En segundo... ¿Tigre Pálido? ¿En serio? Blancucho, blanquinoso, blancuzco, lechoso, incluso albugíneo si no hubiera más remedio. Un poco de oficio al menos.
En tercero, justo en ese momento Piños de Sable estaba ante la puerta de "El Eskrull Achispado" departiendo en alegre comandita con Zorrezno, Mandarino y Uña Amarilla al respecto de dónde podía guardarse la Panthera Negra sus excedentes de lingotes de vibrantonio bien guardados. Ergo, Piños de Sable no puede estar en Guakanda a la vez. La bilocación queda reservada para Nos, el Narrador Plenipotenciario y Marchosillo.
Lo que nos lleva al cuarto obstat, que ya es decir: si toda la peña animalística (Karmen el Cazador, Kalibán, Guay Child, Jacobo Rosel el Lobisome, Piños de Sable (?), Güendigo, Loba Viperina y Acosador Nocturno están ya en Guakanda... ¿para qué cuernos necesitan Juanqui McCoy y el Tigre ¿Pálido? coger el Kinjet? Dos billetes de Ryanair en clase turista a Guakanda y van que chutan.
Ítem más: el listado de supertipos mezcla al buen tuntún malosos con neutrales -según les sople el viento- como Kalibán o Jacobo Rosel y otros como Loba Viperina y Acosador Nocturno que son bastante majetes pese a unos nombres que no es que les hagan mucha justicia.
Mal que Nos pese extendernos, no podemos sino dejar caer a modo de remate final y gol por la escuadra con cánticos enfervorizados desde la grada que el tono de la historia que estamos despell... o sea, considerando, se Nos antoja en exceso serio y fuera de lugar, en especial en la frase de cierre.
Así pues, en conclusión, la anterior escena es necesariamente apócrifa y queda excluida del corpus canónico de la presente obra pergeñada por Nos, quienes emprenderemos las medidas legales pertinentes. Toma, no. Queda dicho.
En breve -medida de tiempo que oscila en nuestro caso entre un día y varias semanas- redactaremos la escena auténtica, fidedigna y chupileréndica. La próxima vez que traspongamos la cuarta pared Nos pondremos una rebequita, por cierto.

viernes, 28 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (31)

En la cabina de mandos del Kinjet, repantingado en el asiento del piloto, Juanqui McCoy, la adorable y peluda Bestiola, resolvía con sus ágiles pies un cubo de Rubik mientras intentaba distraerse leyendo “La montaña mágica” de Thomas Mann en versión original. De cuando en cuando, la azulada Bestiola echaba un nada disimulado vistazo por encima de sus anteojos a su adusto compañero de viaje. El Tigre Pálido no se daba por aludido.
—Eh, Tigre, ¿hace una partida de cartas? Me juego la nómina de los Vindicadores al Hold’em.
—No —declinó la oferta el Tigre Pálido.
La Bestiola soltó un bufido. Incluso en el Kinjet, el viaje hasta África se le iba a hacer muy largo. Era una pena que Monsi Williams, el Hombre Maravillado, estuviera ocupado rodando el piloto de una teleserie barata. Si bien no habría podido bajar a tierra —las instrucciones de la misión eran claras, sólo superhéroes con poderes animales, capaces de manejarse con sigilo en la jungla—, al menos Monsi le habría dado algo de conversación. El Tigre Pálido era más del tipo minoría-étnica-salida-del-gueto-carente-de-humor. El mismo Zorrezno en pleno ataque de cefalea en racimo hubiera animado más el trayecto. Por un instante, los pensamientos de Juanqui derivaron hacia Trisky Tilby. Su relación con la periodista no iba muy allá de un tiempo a esta parte; así que la Bestiola volvió a centrarse en los detalles de su misión. Unos detalles grandes, con garras y colmillos: Karmen el Cazador, Kalibán, Guay Child, Jacobo Rosel el Lobisome, Piños de Sable, Güendigo, Loba Viperina… y Acosador Nocturno al mando.
—Están entrando en el reino de Guakanda. Identifíquense o serán derribados —atronaron unos drones salidos de la nada.
—Oh, mis barras y estrellas… Soy yo, Ta´challa. Juanqui McCoy, la azul e hirsuta Bestiola. Siento el retraso. Ah, él es el Tigre Pálido. No habla mucho.
—Os estaba esperando. El destino de Guakanda, el del vibrantonio, dependen de vosotros. —El gesto del holograma proyectado por los drones era ceñudo.
La Bestiola sintió el sudor corriendo por su velluda espalda índigo. Uno no hace esperar a la Panthera Negra.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (30)

En la Dimensión Negruzca, nada más salir de "El Eskrull Achispado", todo tieso durante unos cuantos milloncillos de kilómetros místicos y luego a mano derecha en llegando a la barrera que contiene a los Descerebraos, se halla la morada de Duermenmú, la entidad suprema de pura energía mística con tendencia a alargar la siesta. Vayamos a echar un vistacillo discreto, a ver qué se cuece allí. No es que Nos, el Apolíneo Narrador Omnisciente Fuera del Cuento tengamos nada que temer, es solo que, para ser una entidad mística y todo eso, Duermenmú tiene muy mala baba, y su hermana, la Maru, ni te cuento. Pues eso. Yo sus he avisao.

Envuelto en la eterna oscuridad preternatural de sus dominios, Duermenmú frunció el ceño, resuelto a no caer en la batalla de poder a poder con el hechicero adversario. Gruesas gotas de sudor brotaban de su frente para extinguirse ipso facto con eso de que tiene la cabeza igual que una cerilla muy gorda siempre encendida.
-¡Amuleto de Cynturak! -exclamó Duermenmú.
Su oponente, el Barón Gordo, esbozó una media sonrisa aviesa y contraatacó:
-¡Manzanas doradas de Irún!
Duermenmú acusó el golpe. Pero seguía siendo el soberano de la Dimensión Negruzca en plenitud de fuerzas. Otros lo habían intentado antes sin éxito.
-¡Suero del Serafín!
-¡Anillos de rubí de Rasgadorr! -contraatacó sin piedad el Barón Gordo.
-¡Corona Serpentina! -trató de recuperarse Duermenmú.
-¡Llamas de los Faltones! -soltó el Barón Gordo.
Por primera vez en eones, Duermenmú pareció vacilar. La llama de su cabeza empezó a agitarse. En la Dimensión Negruzca, con lo grande que es, hay bastante corriente, que conste.
-¡Mano de los Guishanti! -replicó el soberano de la Dimensión Negruzca.
 -¡Bastón del Tribunal Vividor! -Los mezquinos ojos del Barón Gordo brillaron de júbilo.
-¡Mantón de Supremacía! -fue la respuesta a la desesperada de Duermenmú.
-¡Espada de la Penúltima Sombra! -remató el Barón Gordo, triunfante.
-Es la última vez que juego contigo al Apalabrados, hombre. Es que ya te vale -se enfadó Duermenmú.
-El que se pica...
En estas que entró en escena la Maru. Y decimos que entró en escena porque puerta, lo que se dice puerta, no había ninguna a mano por la que entrar.
-Oye, hermano...
-¿Qué pasa?
-¡Ojito con esos modales! ¡Esas no son formas de dirigirte a tu hermana!
-Venga, Maru, no te me enchotes. Perdona, mujer.
-Así está mejor. Una cosa: ¿has leído el último número del Supertipos? -preguntó la Maru a su hermano, mostrándole la revista con el Doctor Rarillo en portada.

domingo, 9 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (29)

-¿Vienes o qué, zagala? -apremió Toño Starsky a la androide.
-Voy, voy. Qué prisas, hombre -se quejó Jocaspa, volviendo una soñadora mirada hacia el conciliábulo formado por Zorrezno, Mandarino, Uña Amarilla y Piños de Sable.
El Hombre de Lata consultó de nuevo su Casio de los chinos. Faltaban veinte segundos para las ocho de la tarde. Alzó la vista hacia el letrero de "El Eskrull Achispado" y lo embargó una emoción indefinible, que en cualquier caso intentaremos definir como un a modo de exótico cóctel compuesto por tres partes de "semper fidelis", una parte de "desperta ferro" y un chorrito de agua mineral del Rubicón, todo ello removido suavemente en el primer Grial que haya a mano y decorado con una rodajita de fruta prohibida.
Toño Starsky se dijo a sí mismo -y se escuchó porque no era sordo- que todo había valido la pena. Todo: haber tenido que postergar el refocilo pélvico con Pepi Potes, que cada vez se lo ponía más difícil; una armadura llena de rayones que apestaba a cagarrutas de grulla trompetera; el vacile sin respuesta del mamoncete de Máquina Guarra; incluso el desaire último de su archienemigo el Mandarino. Nada de aquello importaba ya. Todo cobraba sentido. Volvió a leer el letrero con nirvanático deleite:

EL ESKRULL ACHISPADO

HORA FELIZ: JUEVES DE 20:00 A 22:00

-¡Que viene, que viene! -susurraron todos los supertipos del interior del local.
-Tú haz como si nada -aconsejó Ben Grima a Bumerang, trasegándose otra Guinness de un tirón.
-Ya no quiero más Mort Subite -dijo Bumerang-. Es que yo más de dos cervezas...
-El que guarda siempre tiene -le replicó la Kosa, arramblando con las Mort Subite restantes-. ¿Te ha llegado mi mensaje para unirte al grupo, Bubu, colega?
-Me he quedado sin batería.
-De lo más profético, diría yo -dijo Madame Güeb desde la mesa del mus, de la cual Estrella Plateada acababa de levantarse como un rayo al ver entrar a Jocaspa.
-Usted no se meta con mi colega, abuela -le advirtió la Kosa.
-También sé cosas acerca de tu próstata -dejó caer Madame Güeb.
-¿Una Mort Subite? Tengo bastantes -le ofreció Ben Grima.

Nada más entrar, Toño Starsky constató que el local estaba lleno, menos cinco mesas, y a un nivel inconsciente se coscó de que algo no iba bien. A nivel consciente, no obstante, como quien oye llover. Se acercó a la barra. Todos los parroquianos, incluidos los 19.887 antihumanos, interrumpieron su animada charla e hicieron oreja, aunque a la postre tampoco hizo mucha falta.
-¿CÓMO QUE SOLO TE QUEDA ZARZAPARRILLA? -bramó el Hombre de Lata.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (28)

PIÑOS DE SABLE. (Da la espalda a Jocaspa y Toño Starsky y se une a Zorrezno, Mandarino y Uña Amarilla. Les enseña sus garras.) Las mías también son de diamantonio del bueno. Hacen unos filetes que tiembla el misterio.
ZORREZNO. Yo una vez casi le pegué un tajo a la Panthera Negra.
MANDARINO. Herida otoñal, cicatriz en invierno, venganza vernal.
ZORREZNO. ¿Ein?
PIÑOS DE SABLE. Que él también le tiene ganas a la Panthera y que ya tarda.

(Aparte, Jocaspa cuchichea al oído del Hombre de Lata.)

JOCASPA. Quién lo iba a decir, con esa pinta de bruto que gasta...

PIÑOS DE SABLE. (Carraspea.) Yo solo leo el Marca.
MANDARINO. ¿Podrían estas garras rasgar el traje de vibrantonio de la Panthera?
ZORREZNO. Ya te digo. ¿Diamantonio contra vibrantonio? No hay color.
TOÑO STARSKY. Esto... una cosa...
UÑA AMARILLA. Me gustan más las del grandote patilludo este. Más naturales.
PIÑOS DE SABLE. Ya te digo, cara plátano. O sea, quiero decir, colega.
MANDARINO. ¿Y ese sonido que hacen cuando las sacas?
ZORREZNO. Al salir me rasgan la carne entre los dedos. Duele de cojones.
MANDARINO. Sutemi audaz, semilla del éxito, victoria en primavera.

(Zorrezno gira la cabeza hacia Piños de Sable.)

TOÑO STARSKY. Chicos, que digo yo que...

(Zorrezno y Uña Amarilla chistan. Jocaspa le da un golpecito en el hombro al Hombre de Lata y le abolla la armadura.)

PIÑOS DE SABLE. Que dice que sacrificarse antes de atacar acojona al adversario y es algo muy cool, tope zen y tirando a oriental. (Miradas vueltas hacia él.) ¿Qué pasa? Leo mucho el Marca. A diario, joder.
Cultura general. A mí también me cae como el culo la Panthera, a todo esto.
ZORREZNO. Si es que va de sobrao el moreno ese. Que si soy rey, que si soy más listo que el copón, que si me trinco a todas las pavas que quiero... Y ni siquiera es mutante ni nada.
MANDARINO. ¿Habéis escuchado el himno de Guakanda? La letra es suya.
UÑA AMARILLA. Menudo truño. Oye, Mandarino, ¿y si nos juntamos con estos y...?
TOÑO STARSKY. Que digo que si me vais a impedir entrar en el barucho y tal...
MANDARINO. Qué maleducado. ¿No ves que mi compadre Uña Amarilla y yo estamos departiendo tan ricamente con estos dos agradables occidentales que no se lavan? (Le vuelve la espalda.)

(Toño Starsky y Jocaspa van hacia la puerta de "El Eskrull Achispado". El Hombre de Lata entra sin más. Antes de ir tras él, Jocaspa se gira Piños de Sable.)

JOCASPA. Eh... ¿estás en el grupo de supertipos?
PIÑOS DE SABLE. No.
JOCASPA. Dame tu guasap, te agrego después, hablamos luego.

(Piños de Sable se sonroja un poco y se da la vuelta hacia los otros.)

viernes, 7 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (27)


TOÑO STARSKY. (Vacila)...

(Zorrezno, Jocaspa, Piños de Sable, Mandarino y Uña Amarilla se vuelven hacia el Hombre de Lata. Este, víctima del lapsus memoriae, prorrumpe en sudores que no se le notan detrás de la máscara. Al fondo, Céspedes, el meritorio, sustituye con donaire el cartel de "El Eskrull Achispado" por el de "El Tlébol Sueltudo". Asoma el Simpático Tendero Chino Innominado y al ver a Uña Amarilla y Mandarino hace mutis por el foro. Céspedes bufa y vuelve a cambiar el cartel.)

ZORREZNO. Dale, Toño, coño...
JOCASPA. (Susurra.) Me muero de la vergüenza.
PIÑOS DE SABLE. Tampoco nos está viendo nadie. (Se rasca el escroto con visible parsimonia.)
JOCASPA. Bueno, ya. Orgullo torero, que se dice.
TOÑO STARSKY. (Balbucea). Yo... esto...
APUNTADOR. (¡Oh, el malvado Mandarino y su compinche Uña Amarilla!)
TOÑO STARSKY. ¿Lo qué?
APUNTADOR. (¡Oh, el malvado Mandarino y su compinche Uña Amarilla!)
TOÑO STARSKY. Más alto, córcholis. Que así no hay quien se pispe. (Los demás asienten con la cabeza.)
APUNTADOR. (¡Oh, el malvado Mandarino y su compinche Uña Amarilla!)
TOÑO STARSKY. Haber empezado por ahí. ¡Oh, el malvado Mandarino y su compinche Uña Amarilla!
UÑA AMARILLA. Socio. Socio. Nada de compinche. Que en cuanto termine la obra no nos vamos de francachela  por ahí, que yo sepa. Cada mochuelo a su olivo.
MANDARINO. (Mira con odio a Uña Amarilla por no ceñirse al papel.) ¡Nunca entraréis al barucho ese ni tú ni tus compañeros, por Confucio!
JOCASPA. No, si de todos modos Zorrezno no...
PIÑOS DE SABLE. Oiga, que todavía hay clases...
ZORREZNO. ¿Me vas a impedir entrar tú o el otro chinorris de mierda? (Saca las garras a pasear con un ¡snikt! intimidante.)
MANDARINO. (Atónito.) Cual sol brillante, cortante como invierno, su filo brota.
ZORREZNO. ¿Mande?
PIÑOS DE SABLE. Que menudas garras te has feriao, compadre.
JOCASPA. (Volviéndose hacia Piños de Sable.) ¿Te gusta la poesía?
PIÑOS DE SABLE. ¿A mí? Qué va, qué va.
UÑA AMARILLA. ¿De qué están hechas tan magníficas zarpas indignas de ti, miserable occidental?
ZORREZNO. Sin insultar, eh. Que yo no te he dicho... Bueno, sí que te lo he dicho. Son de diamantonio del bueno.
MANDARINO. ¿Cómo las conseguiste? ¿Te costaron muy caras?
ZORREZNO. Me salieron gratis. Lo malo es el preoperatorio.


martes, 27 de noviembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (26)


(En las sombras del patio de butacas, Piños de Sable devora a un señor de la primera fila. Se escuchan chasquidos, crujidos, ruidos deglutorios, eructos varios y otras lindezas.)

PIÑOS DE SABLE. (Saliendo de entre las sombras.) Es lo malo del teatro: el espectador suele estar poco hecho. ¡Ptui! (Escupe un grueso gargajo preñado de un trocito de olécranon y una ternilla.)
ZORREZNO. (Olisqueándose detenidamente la garra.) Ya decía yo que olía a cerdo hacía rato.
PIÑOS DE SABLE (Sonríe y señala con un dedo hacia la zarpa de Zorrezno.) ¿Qué tal la hemorroide?
ZORREZNO. En cuanti que me cague en tus muelas vas y me la miras.
JOCASPA. (Ojos en blanco hacia el peine.) Así no vas a entrar en la vida, Zorri. Tienes que controlar tu agresividad. Fíjate en Estrella Plateada, siempre tan sereno, tan contemplativo, tan...
ZORREZNO. Tan capao. Así cualquiera. Que el gato este de porcelana tiene más pelotas que él, joder.

(Venido del interior de "El Eskrull Achispado" se escucha un angustiado gemido cósmico, seguido de una voz que exclama: "¡Exijo una revisión de contrato! ¡Quiero un escroto como Dios manda!" Sigue ruido de repulsores tomando tierra.)

TOÑO STARSKY. (Sacudiéndose varias plumas de grulla trompetera del casco.) ¿Cómo va eso, Jaimito?
PIÑOS DE SABLE. (Ríe incrédulo.) ¿Jaimito? (Previa extensión cervical, Jocaspa se echa las manos a la cabeza.)
ZORREZNO. La madre que te cagó, Toño. ¿A qué hostias has venido?
TOÑO STARSKY. (Dubitativo.) Esto... estoy de misión. Una muy importante. Y secreta. (Consulta el reloj Casio de su muñeca izquierda.) Todavía estoy a tiempo.

(Sonido de un gong. De la concha del apuntador salen el Mandarino y la Uña Amarilla. Ambos prorrumpen en risas mayormente malvadas.)

MANDARINO. ¡No si puedo impedirlo, Hombre de Lata! (Señala a Toño Starsky con uñas afiladas que acaban de pasar por la manicura.)
UÑA AMARILLA. Podemos. Podemos impedirlo. A ver si te vas a creer que he venido para hacerte de comparsa, Mandarino. (Enseña a este la uña igualmente aguzada de su índice.)

domingo, 25 de noviembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (25)

PERSONAJES

ZORREZNO
JOCASPA
SIMPÁTICO TENDERO CHINO INNOMINADO
TOÑO STARSKY
PIÑOS DE SABLE
ESTRELLA PLATEADA
MANDARINO
UÑA AMARILLA

VOCES Y SOMBRAS PROCEDENTES DE "EL ESKRULL ACHISPADO"


El telón sube lentamente y revela el espacio exterior frente a la taberna "El Eskrull Achispado". Zorrezno y Jocaspa ante el umbral de esta. Ante la puerta, vamos. Él tenso; ella tranquila. Toño Starsky sobrevuela apremiado el cielo. Piños de Sable aguarda agazapado en las sombras de la derecha del patio de butacas. El juego de luces sugiere el atardecer, angst existencial y fresquíbiri. Ligero pero molesto chirimiri hace brillar armadura de titanio de Jocaspa. Tras el invisible mostrador, el chino a lo suyo.

ZORREZNO. Nada, no hay manera. ¡Mecagonmismuelas! (Sale de "El Eskrull Achispado" por 247ª vez.) El dueño dice que su tienda se llama "El Tlébol Sueltudo" y que si no voy a comprar nada, haga el favor de no entrar tantas veces a tocarle las pelotas. (Suspira.) Entra tú a ver.

(Jocaspa entra por 247ª vez seguida a "El Eskrull Achispado". La rutina le sienta bien a sus circuitos. Al cabo vuelve a salir.)

ZORREZNO. ¿Has visto al chino?
JOCASPA. No, me ha atendido Marlene. Y he conocido a Estrella Plateada. Es más guapo que en los tebeos. (Mira al cielo nublado. Una gota salpica su ojo derecho androide.)
ZORREZNO. Pues no lo entiendo, hostia puta.
JOCASPA. Es porque estás cabreado, amigo Zorri.
ZORREZNO. ¿Yo, cabreado? ¡Los cojones! ¡Y no me llames Zorri, trozo de chapa con patas!
JOCASPA. Estrella me ha dicho que "El Eskrull Achispado" está protegido por un hechizo de improbabilidad contra los broncas como tú. ¿Te he dicho ya que es muy guapo? (Gesto arrobado.)

(En la sombra a la derecha del patio de butacas, Piños de Sable capta el olor del Hombre de Lata aproximándose y se remueve inquieto. La pierna buena se le ha dormido de tanto agazapamiento.)

ZORREZNO. ¿Qué hechizo de improbabilidad ni qué hostias? Explícamelo o te rajo. (Saca sus garras de diamantonio con un ¡snikt!)
JOCASPA. El hechizo de improbabilidad hace sumamente improbable que supertipos con ganas de armarla consigan entrar en "El Eskrull Achispado". Pero no imposible. La septuagésima novena vez que he entrado, el Doctor Rarillo me ha comentado que los hechizos de imposibilidad salían muy caros. Y que sigas probando, pero de buen rollo.
ZORREZNO. (Rascándose el culo vehementemente con la zarpa izquierda.) La próxima vez que lo veas, le dices al mamón del Rarillo que me voy a cagar en sus muelas. Pero de buen rollo. (Vuelve a trasponer el umbral; lo que viene a ser cruzar la puerta).

(Se escucha una voz adulta con rotacismo procedente de un mostrador invisible.)

SIMPÁTICO TENDERO CHINO INNOMINADO. ¡Tenemos lotuladoles de ofelta, señol Zolezno! (Tono profesional inasequible al desaliento.)
ZORREZNO. (Sale de nuevo). Le he comprado un gato de esos que mueve la pata. Es que ya me daba vergüenza, joder.

sábado, 24 de noviembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (24)

-¿Sí? -dijo Ben Grima mientras se crujía los nudillos.
-Pues sí -respondió Esteban Rarillo, que dominaba un montón de lenguas muertas pero seguía sin pillar las interrogativas retóricas en cristiano.
-Una... dos... tres... cuatro... y cinco -contó Bumerang-. Oye, pues es verdad: han cabido todos los antihumanos y sobra sitio. ¿Cómo es posible?
-AJUM... -respondió el Doctor Rarillo.
La Kosa se disponía a soltarle un soplamocos por listo cuando reparó, para variar, en los ojos de Marlene Milagros de Todos los Santos.
-Si es que va provocando... -se disculpó Grima bajando el puño.
-¿No leísteis el Supertipos? Salió en portada y todo:

EL DOCTOR RARILLO LOGRA UBICAR
TABERNA SUPERHEROICA 
EN DIMENSIÓN DESCONOCIDA
(Más información en páginas interiores)

-Yo es que no compro el Supertipos -dijo Bumerang.
-¿Y eso? -le preguntó el Doctor Rarillo.
-Porque... porque... -se interrumpió Bumerang, entre pucheros.
-Esta vez no he sido yo, Bumpity, amigo -dijo la Kosa.

Extracto del Supertipos, nº 2837:

Doctor Rarillo: "En una profesión como la superheroica, pimplar en condiciones es necesario".

Díganos, señor Rarillo, ¿cómo...? Doctor. Doctor Rarillo. Que siempre ha habido clases.
Díganos, Doctor Rarillo, ¿cómo surgió la necesidad de una taberna exclusiva para supertipos como usted? Tras una breve pero intensa estancia mística a dieta de zumo de berros en las cumbres del Himalaya junto a mi mentor, el Agüelo, comprendí que el gremio necesitaba un lugar tranquilo donde empinar el codo tras el trabajo bien hecho.
Pero, ¿no es el colectivo superheroico demasiado numeroso para una simple taberna? Vamos, digo yo. Eso lo dice usted, que es un simple gacetillero y no está versado en las artes arcanas como yo. El Ojo de Amaretto me reveló la verdad: la taberna debía amoldarse a los parroquianos, no estos a ella.
Me lo explique. Con eso de que soy un gacetillero y tal. Cuando acabas de salvar el mundo, destruir una galaxia, reventar a un supervillano o bajar a un gatito del árbol, lo primero que te pide el cuerpo es algo para el coleto. Y es muy molesto que una vez en el bar no encuentres sitio para sentarte, ¡por las sombras de Serapio! Es más, jode bastante. Conque la taberna debía ubicarse en un espacio infinito por si las moscas. Me alegra haber podido ilustrar su ignorancia al respecto.
¿Y cómo consiguió dicho espacio infinito? Por su don de gentes no será... Es un secreto. Lo que pasa es que ya me está quemando la lengua más que la cazalla esta. ¿Si se lo cuento no lo incluirá usted en la entrevista, amigo plumilla?
Descuide usted, amigo Rarillo. Doctor Rarillo. Pues el caso es que, gracias a mis anteriores visitas a universos con los que usted jamás soñará siquiera, sabía yo de la existencia de un cacho de la Dimensión Negruzca que estaba libre y me lo apropié. Sobre todo, que no se enteren de esto Duermenmú ni su malvada hermana, la Maru o la liamos.
La duda ofende. Confíe en mí, doctor Rarillo. Una pregunta... Dígame usted.
¿Es "Duermemmú" con dos emes o "Duermenmú" con ene? Duermenmú con ene, simpático jovenzano currinche. ¿Por qué lo pregunta?
No, por nada.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Erosión


Avanzo ignorante
contra la corriente impalpable del tiempo;
el viento eterno de los días,
la lluvia árida de los meses,
la nieve cruel de los años
erosionan mi piel,
agrietan mi corteza
plagándola de cicatrices
como la de un platanero.
No estoy solo;
somos muchos:
inconscientes buceadores a pulmón libre
adentrándonos sin esperanza
                                                          en los abismos insondables del tiempo.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (23)

-No me codearía con engendros rocosos de estirpe plebeya como tú, amigo Grima, de no ser absolutamente necesario. He de coger sitio para unos amigos. -El monarca antihumano le enseñó su pizarrín a la Kosa.
-Yo también te quiero, Rayao Negro -dijo la Kosa-. ¿De cuántos amigos estamos hablando?
-La población entera de Attilana, mi abominable camarada anaranjado. Menos mi abuela Cal-Zeta, que ha cogido unas tercianas y se ha quedado en casa con la mantita.
-También te ha llegao el guasap, ¿no?
Rayao Negro asintió majestuoso para ahorrarse escribir en la pizarrilla.
-¿Y cuántos antihumanos hay en Attilana?
-19.887, muerto arriba, muerto abajo -terció Dedusa, aprovechando para coger sitio en la barra.
-Esto... ¿van a caber todos aquí? -preguntó Bumerang-. No se ofenda usted, don monarca, pero igual no hay asientos para todos.
-Ahí le has dao, Bumpy, colega. Además, son civiles. Eso no vale.
-Son antihumanos -dijo Dedusa clavando la mirada en Bumerang-. Tienen poderes, así que son supertipos. No como otros.
-Qué mala baba tienes, Dedusa, hija -le echó en cara la Kosa, poniéndole la manaza en el hombro a Bumerang-. Va, colegui, acábate esa cerveza y luego lloras.
Justo entonces una riada de antihumanos empezó a inundar "El Eskrull Achispado".
-No van a caber -dijo Bumerang, sacando fuerzas de flaqueza-. Ea.
-Así se habla, colegui.
-En "El Eskrull Achispado" siempre quedan cinco mesas libres -intervino la rozagante y tetuda Marlene Milagros de Todos los Santos.
-¿Y eso? -preguntaron al unísono la Kosa y Bumerang.
-AJUM... -respondió el Doctor Rarillo mientras cogía sus dos botellas de cazalla, con una amplia sonrisa de esas que le dan a uno ganas de sacar a pasear los puños.


viernes, 12 de octubre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (22)


Mas volvamos al "Eskrull Achispado", estimado lector -gracias, papá-, donde Nos, el Narrador Omnisciente y Arrebatador, habíamos dejado unos cuantos interrogantes sin resolver, a saber:
-¿Se liarían a bolazos de nieve el Hombre Sorbete y Jacobo Frisqui?
-¿Calentarían a base de bien Ilusión y Juanito Tormenta a la Cerilla Humana Original?
-¿Se cumpliría el postulado Spottiswoode-Lobanillos?
-¿Qué pensaba hacer Marlene Milagros de Todos los Santos al respecto?
-Y, sobre todo, ¿acabaría Martinezx calentando la salchicha del Hombre Sorbete?
Interrogantes todos ellos que, mal que nos pese, van a quedar relegados al amargo limbo de las preguntas sin respuesta, justo en el cajoncito entre las interrogativas retóricas y las question tags esas tan raras de los anglosajones. Tú sigue leyendo y verás por qué, pap..., esto, amigo lector.

-Disculpa, Bunny, tío, me ha entrado un mensaje -dijo la Kosa.
-Nada, tranquilo. No sé si pedirme otra cerveza -comentó Bumerang.
Por todo "El Eskrull Achispado" se oyeron alegres y cantarines soniquetes. Todos los parroquianos sacaron sus móviles, incluidos el Hombre Sorbete, las dos Cerillas e Ilusión, quienes parecieron perder las ganas de zurrarse la badana ipso facto.
-¡Por las barbas de mi querida tía Petulia! -exclamó Ben Grima-. No puede ser... ¿A ti no te ha llegado nada?
Bumerang consultó su teléfono.
-No.
-¡Maylin, guapa, ponme aquí veinte jarras de Guinness! ¡Y seis Mort Subite de cereza para mi colega!
Un segundo después, la barra se llenó de clientes.
-¡Siete chupitos de manzana, sin hielo! -solicitó a toda prisa el Hombre Sorbete.
-¡Una botella de orujo del bueno para mí y mi colega Juanito! -pidió la Cerilla Humana Original.
-¡Ocho sol y sombras, rápido! -fue la comanda de Minimus-. ¡Y cuatro carajillos y siete anisetes para la mesa del fondo!
-Maza querer cuarenta y siete absentas negras Hapsburg Gold Label.
-¡Cuatro botellas de Baileys, dos de cazalla, tres de vodka y una de Anís del Mono para la mesa del mus! -pidió Jalactus, abriéndose paso a codazos entre la ansiosa concurrencia.
La familia real antihumana, que también había recibido el guasap, volvió a entrar por la puerta de "El Eskrull Achispado" para tratar de coger sitio en la atestada barra.
-¿Qué pasa? -preguntó Bumerang.
-¿En serio no te ha llegado? -se extrañó la Kosa.
-No, no.
-Qué raro... ¡Ah, claro! Es que no estás en el grupo de tipos con...
-... superpoderes -concluyó Bumerang en voz baja.
-Sí, eso. Jo, tío, qué mal rollo... Va, que te agrego. ¡Eh, Rayao Negro, sin empujar! ¡No haberte ido antes, hombre!

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (21)

Mientras tanto, que ya es decir, Toño Starsky, el Hombre de Lata, sobrevolaba el océano Atlántico, por poner uno bien gordo, en pos de su objetivo, un hombre entregado a una misión, al que ni las procelosas aguas, ni el exceso de comas, le harían desistir de su empeño. Desde su despacho-picadero en Industrias Starsky, su ardiente secretaria Pepi Potes no hacía sino mandarle mensajes de voz picantorros; mas Toño era un hombre que siempre había sabido establecer un orden de prioridades, mal que le pesara a su escroto, y lo que tenía entre manos era mucho más importante que un revolcón a tiro fijo.
Suspirando, el Hombre de Lata metió la quinta y los repulsores de sus talones asustaron primero e incineraron después a una alegre bandada de grullas trompeteras que eligió justo ese instante para extinguirse sobre los plácidos cielos de Wisconsin.
Al poco le entró una llamada en espera.
-¿Aló?
-La mía es más dura que la tuya -se jactó desde el otro lado de la línea Jaime Rodas, Máquina Guarra.
-Cría cuervos y te sacarán los ojos -le echó en cara el Sr. Starsky-. Te regalo una armadura bien chula y así es como me lo agradeces, Jaime, maño.
-Confiesa que tienes miedo de enfrentarte conmigo, Toñete.
El Hombre de Lata apretó los dientes y frunció el ceño, pero con eso de que llevaba el casco puesto, pues como que no se le notó mucho. No estaba acostumbrado a evitar las provocaciones. Y menos por parte de un subordinado. Pero debía tragarse su orgullo por esta vez. "Todo sea por la misión", se dijo.
-Pa´ ti la perra gorda -respondió, colgando acto seguido.

jueves, 11 de octubre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (20)


-Tienes los glúteos superduros, tío. ¿Todos los plutonianos sois así?
-Soy el último con vida, así que no sé qué decirte. Por lo demás, colijo que tu extemporánea conducta forma parte de un primitivo ritual de acogida en boga entre los terráqueos del siglo XX -dijo Martinezx.
-Eh... sí, eso -reconoció Robby Drake con cara de tonto.
-¿Mande? -preguntó Jacobo Frisqui.
-Habla así porque viene del futuro... -dijo Juanito Tormenta.
-¡Como la lejía Neutrex!
-Sí, eso. Tiene que sonar raro de cojones o si no, no se lo cree nadie. Esto, Martinezx, una cosa...
-Dime, camarada flamígero.
-Hemos cambiado de siglo.
-Ah. Yo, lo que ponía en las didascalias de mis tebeos...
-¿Dónde? -preguntaron el Hombre Sorbete, Jacobo Frisqui y las dos Cerillas Humanas.
-La didascalia, cartela o cartucho es un espacio rectangular que se emplea para meter texto en una historieta, dispuesto fuera de la viñeta, para dar voz al narrador, entre otras funciones -explicó Martinezx.
-¡Los bocadillos! -exclamó el Hombre Sorbete-. Jo, Martinezx, eres superculto.
-En absoluto, mi frígido y sicalíptico amigo. Los bocadillos integran el texto de nuestros diálogos o pensamientos en la estructura icónica de la viñeta.
-Seguro que puedes enseñarme un montón de cosas -le dijo el Hombre Sorbete al plutoniano. Luego, apuntando a la entrepierna de este-.Oye, ¿lo tienes todo de silicio? O sea, no serás como un heraldo de Jalactus...
-¡NO ME LEÍ LA LETRA PEQUEÑA! ¿Y QUÉ? ¡LE PASA A CUALQUIERA! -gritó Estrella Plateada desde el lavabo de caballeros.
-Venga, sentaos a la mesa, que os invito a una ronda -animó el Hombre Sorbete a los cuatro recién llegados.
-No sé, me siento un poco violento -comentó Jacobo Frisqui-. Tantos superpoderes iguales, la ley de Spottiswoode-Lobanillos y todo eso...
-Pues chico, yo pensaba lo mismo pero mira, con Martinezx, ni frío ni calor. Y como tú no tienes superpoderes...
-¿Qué?
-Que básicamente vienes a ser una nevera de licra con un tío normal dentro.
-¡Huy, lo que me ha dicho!
La Cerilla Humana Original, consciente de la creciente tensión en el ambiente, que no presagiaba nada bueno, se apresuró a intervenir:
-A todo esto, Ilusión, ¿qué tal Guanda? Seguro que le va de MARAVILLA, HOMBRE.
-Tranqui, Ilusión, no entres al trapo -le dijo la Cerilla Humana a este, cogiéndolo del hombro.
-Oye, Juanito, tienes razón. Os cuento un chiste.
-Va.
-¿Por qué la Cerilla Humana no puede ver los termómetros?
-Mmmph -bufó Juanito Tormenta.
-¡Porque son MERCURIO metido en CRISTAL! -La Cerilla Humana Original se dobló de la risa cogiéndose del vientre.
Ya nada podía evitar la confrontación. Nada salvo Martinezx; su mano derecha empezó a caldearse con energía infrarroja, su izquierda comenzó a generar frío.
-Yo... si queréis os puedo enfriar la cola y calentar la salchicha -sugirió el plutoniano.

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (19)


-Cuánto bueno por aquí... -rompió el hielo Juanito Tormenta.
-No sabía que dejaran entrar a clones -soltó la Cerilla Humana Original.
-¿A QUIÉN ESTÁS LLAMANDO CLON? -saltaron Juanito Tormenta e Ilusión al unísono.
-No, hombre, clon, lo que se dice clon, tampoco.
-AH. PENSABA -dijeron Juanito Tormenta e Ilusión a la vez.
-Tú, Juanito, eres más bien un refrito de mi personaje. Y tú, Ilusión...
-¿QUÉ? -dijo Juanito Tormenta, empezando a arder.
-Yo, ¿qué? Mira lo que vas a decir, que nos conocemos -le advirtió Ilusión, cuyo Pedrolo Solar se puso a parpadear en plan semáforo ámbar.
-Cómo no nos vamos a conocer, si yo eres tú. O mejor dicho, tú soy yo.
-La madre que te...
-Oye, que nuestra común e inexistente mamá se merece un respeto.
-Te voy a... -Ilusión hizo ademán de acercarse a la mesa.
-Caballeros, caballeros -intervino Martinezx-. Estoy seguro de que sabremos conducirnos de la forma más cabal y civilizada posible. Al fin y al cabo, ¿acaso no somos todos superhéroes?
-Yo no -apostilló Jacobo Frisqui.
-Bueno, ya -concedió Martinezx-. Exceptio probat regulam.
-¿Lo qué? -preguntó Juanito Tormenta.
-Que una golondrina no hace primavera -aclaró el plutoniano.
-Pues sigo sin pillarlo -dijo Jacobo Frisqui.
-Que somos todos supertipos menos tú y tú te vas a portar chachipiruli.
-Ah, vale. Haberlo dicho.
-Oye, Martinezx, me encanta tu cuerpo, tan cincelado y refulgente y todo eso -intervino el Hombre Sorbete- Es supersexy.
-Oh, muchas gracias, el silicio orgánico es lo que tiene.
-Y parece superduro. ¿Puedo tocarlo?
-Cómo no, amigo. Toca, toca.
-Oye, Martinezx -le susurró al oído la Cerilla Humana, o sea, Juanito Tormenta-. ¿Cuánto hace que no lees tebeos del Hombre Sorbete?
-Jo, tío, tienes los pectorales supercincelados. Se ve que te cuidas... -le comentó el Hombre Sorbete, levantándose.
-Pues llevo un tiempo desconectado, desde que a los Celadores de la Galaxia originales nos sustituyeron por la Mofeta Cohete esa y el Bonsái con patas. ¿Por qué lo dices, compañero?
-No, por nada -dijo Juanito Tormenta-. ¿Cómo lo llevas? Quiero decir, el segundo plano y todo eso.
-A todo se acostumbra uno. De todos modos, estoy en conversaciones con mis antiguos camaradas Carlitos-27, Mikki, Yogur, Halcón Estrellado y Vicente Astral para montar algo muy grande.
-¿Un nuevo superequipo?
-Un Martín Martín. O igual un Foticos.

jueves, 4 de octubre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (18)


-¿Qué está pasando en la mesa del Hombre Sorbete y la Cerilla Original? Parece que se han puesto las cosas muy tensas, ¿no? -preguntó Bumerang.
-Es un ejemplo de libro de la ley de Spottiswoode-Lobanillos* -le explicó la Kosa entre trasiego y trasiego de Radler.
-¿Mande?
-Sí, hombre, Bombarang. Mi compadre Juanito Tormenta y la Cerilla Humana Original son calcaos. Ilusión y este último son el mismo androide en distinto cuerpo, o algo así. Jacobo Frisqui es igual de gélido que el Hombre Sorbete. Y para acabarla de enredar, Martinezx el plutoniano te lanza rayos calientes por la mano derecha y frescachones por la zurda.
-No lo pillo.
-Léete la nota del narrador.
-OK... Jodo petaca.
-Sí que está la cosa chunga, sí -coincidió la Kosa-. Y como en "El Eskrull Achispado" no se permiten las peleas, estamos ante una paradoja en plan objeto inamovible-fuerza irresistible.
-Yo es que soy de letras -dijo Bumerang, mordiéndose el labio inferior-. Oye, tengo una duda.
-Dispara.
-¿No estaban prohibidas las peleas aquí?
-Que cuál es tu duda, tronco.
-Antes ha entrado Ojo Falcónido, nos hemos saludado y luego me he acercado a su mesa y hasta me ha hecho un cumplido y todo. ¿No invalida eso la ley esta?
-Es que la ley Spottiswoode-Lobanillos solo se aplica a los supertipos, no a los que...
-... lanzamos cosas -completó Bumerang, sumiéndose en la contemplación del culo de su jarra vacía.
-Huy, perdona, tío, lo he vuelto a hacer -se disculpó Ben Grima.


*Nota del Narrador Omnisciente y Tirando a Guapo: la ley de Spottiswoode-Lobanillos establece que la magnitud "similitud de superpoderes" es directamente proporcional a la magnitud "intercambio de tortas en coscándose". Cuando los poderes son idénticos, la probabilidad de que lluevan josconcios es igual a la unidad.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (17)


-¿Cómo lo llevas, tío? -preguntó la Cerilla Humana Original al Hombre Sorbete.
-¿El qué?
-Ya sabes, lo de ser homosexual y todo eso.
-Pues no sé qué te diga. Únicamente que no sé por qué han esperado cincuenta y dos años a hacerlo público. Con lo tranquilico que estaba uno dentro del armario, leñe.
-Igual es una estrategia de márquetin -dijo la Cerilla mientras cogía la lata de Coca-Cola que acababa de servirle Marlene Milagros de Todos los Santos.
-Pues no te diría yo que no, simpático -coincidió Robby Drake, llevándose a la boca su bocata de cervela con cebolla-. Como cuando dijeron que yo era un mutante Omega-3.
-¿Y eso qué es? -quiso saber la Cerilla-. Esta lata es del tiempo.
-Pues que en vez de producir frío, produzco un porrón de frío, pero dicho en elegante. Y eso vende. Mi cervela está poco hecha.
-¿Me enfrías la cola? -preguntó la Cerilla Original.
-Solo si tú me calientas la salchicha -respondió el Hombre Sorbete.
-¡Ajum! -carraspeó alguien que acababa de entrar en "El Eskrull Achispado".
El Hombre Sorbete y la Cerilla Humana Original se giraron para ver al cuarteto de recién llegados: Martinezx el plutoniano, Juanito Tormenta, Ilusión y Jacobo Frisqui.
-Jo, tío, esto es supersuperviolento -susurró Robby Drake a la oreja de su acompañante.
-Ya te digo; que corra el aire. -La Cerilla Humana Original reculó en su silla.



domingo, 23 de septiembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (16)


 "EN LA ESCUELA EN URUÑUELA PARA JÓVENES MUTANTES
MARCADAMENTE ELEGANTES,
LA BESTIOLA AZUL Y PELUDA
MÁXIMAS RECITA CONCIENZUDA:
-MANTÉN EL CULO BIEN PRETO SI VES LLEGAR A MAÑETO.
-DAME PAN Y DIME KALIBÁN.
-NO TE COMAS EL TORREZNO DEL PLATO DE ZORREZNO.
-A TRIPA DE JUGGLERNAUT, PIZCA DE SAUERKRAUT.
-EL VISOR DE CIKLOPE NO ES EN CINEMASCOPE.
-SI NO ERES CABALÍSTICA, OLVÍDATE DE ANIMÍSTICA.
-POCOS ÉRAMOS Y PARIÓ MÁTROX.
-NO POR MUCHO MADRUGAR, HABLARÁS CON LOS SI´HAR.
-CUANDO ROBBY DRAKE SE DESLIZA BAJO, HACE UN FRÍO DEL CARAJO.
-EN CASA DE GUANDA, MARIDO NO MANDA.
-ANTES EMIGRO A LA SALITA DEL PELIGRO."

-¿Qué te parece? ¿Es bueno, eh? ¿Te lo pongo otra vez? -preguntó la Kosa.
-No sé... A mí esto de los PowerPoint no me va mucho, la verdad.
-Va, que te pongo otro. Es pa´ mear y no echar gota, Bombay, colega.
-Oye, a todo esto... ¿aquel de la mesa junto a la gramola no es Robby Drake?
-¿El Hombre Sorbete? Sí.
-¿Y está con la Cerilla Humana?
-No, esa es la Cerilla Humana Original. Juanito Tormenta es el que está entrando por la puerta junto a Martínezx, Ilusión y Jacobo Frisqui.
-¿Cómo sabes que no es al revés? Si las dos Cerillas parecen calcadas.
-¡Por los bigudíes de mi querida tía Petulia! Tengo callo de tanto darle collejas al mamón de Juanito, macho. Lo reconocería con los ojos vendados.
-Ah, claro. A todo esto, no es por malmeter, pero antes me has dejado un poco colgado con Madame Güeb. Con eso de que no ve y tal, lo mira a uno muy raro, recórcholis.
-Ya... ¿Otra cerveza, Bumpy? ¡Dos Radler aquí, María Magdalena!

viernes, 21 de septiembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (15)


-¡Eh, Búmer, colega, vente p´acá! -le hizo señas Ben Grima a su compañero de barra.

-Bueno, yo... Doctor Sillas -Bumerang hizo ademán de estrechar la mano del Hombre Kosa y luego se lo pensó mejor-, mucho gusto en conocerlo a usted. Amigo Minimus, conozco un sastre estupendo y muy económico, en serio... ¿Ojo Falcónido?
-¿Sí? -respondió este último con el morro torcido.
-¿Puedo darte un abrazo? Significa mucho para mí.
-Joderrrr, me pasa por... Venga, va, Bumerang. Acabemos de una vez.

-¿Qué tal ese brazo? -preguntó Bumerang a la Kosa, sentándose en el taburete.
-Casi me lo parte el anormal ese -susurró Grima echando una mirada de soslayo hacia la mesa donde la Maza trasegaba Kongas sin parar.
-Con la de gases que dan... ¿Y por qué le sigues el juego?
-El capullo ese me provoca a nada que me ve y no puedo evitarlo. Si es que es más fuerte que yo. ¿Y tú por qué sonríes, Boomslang? Ni que hubieras pillao cacho.
-Ojo Falcónido acaba de decirme que soy mejor lanzacosas que él -explicó Bumerang, radiante.
-Pues bien, ¿no?
-Ya te digo. Ser el saco de boxeo de Spideyman me ha generado muchas inseguridades personales. Mi autoconcepto y mi autoestima estaban por los suelos antes de entrar en "El Eskrull Achispado". Ahora que estoy con el subidón, tengo que buscarme otro representante, uno que tenga redaños a la hora de darle más fuerza dramática y superheroicidad a mi papel en los tebeos que firma.
-Si los lanzacosas no tenéis pod... O sea, que quieres ser el prota.
-Sí, eso; pero no un prota cualquiera.  Uno atormentado, con magnetismo animal, incomprendido por las masas mediocres que lo rodean y aun así, entregado a hacer el mal. Que me escriba Francisco Millar y me dibuje Alejo Raimundo.
-Anda que no pides tú ni nada.
-Es lo menos. ¿Sabes quién me creó?
-No -dijo la Kosa.
-Stanis Lao y Jackie Kimberly.
-¡No amueles! ¡A mí también! ¿Estás seguro?
-Lo leí en la Wikipedia anteayer. Vamos, que somos hermanos.
-Hombre, visto así... Oye, ¿Has visto este vídeo? -le dijo Grima a Bumerang, mostrándole su esmarfón-. Es la monda.


lunes, 17 de septiembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (14)


Rayao Negro se disponía a abalanzarse sobre Minimus cuando una mano anaranjada de cuatro dedos bien gordos y tirando a rocosa lo cogió del hombro.
-Tranqui, colega. No irás a pegarle a tu hermano -le dijo la Kosa.
-Es justo lo que pensaba hacer, monstruoso aliado de sangre villana -escribió el monarca antihumano en su pizarrín.
-Se te da bien hacer amigos, ¿no?
-Es un poco callado -terció Dedusa, chupándose los dedos.
-¿Vas a hacerle daño a Minimus? ¿Sangre de tu sangre y todo eso?
Por un instante, Rayao Negro y Ben Grima se miraron de hito en hito. A los ojos, vamos. La antena de la frente del monarca antihumano dejó de soltar electrones como loca. Luego una manaza verdosa se posó en el hombro de la Kosa.
-La Maza querer echar pulso con hombre de roca.
-¿Qué? ¡Vamos, hombre, no me j..., Maza! ¿No ves que no es el momento de...?
-Hombre de roca ser cobarde gallina capitán de las sardinas.
-Discúlpame un momento, Rayao Negro. Tú si eso ve hablándolo con Minimus -le dijo la Kosa, soltándole el hombro.
La antena del rey antihumano volvió a crepitar como una velita de esas de chispas. Rayao Negro se acercó a su hermano y lo cogió por las solapas.
-Cuánto tiempo, querido Rayao Negro... Esto, yo ya me iba... A ver si te pasas por casa un año de estos -saludó Minimus.
Rayao Negro lo lanzó al aire y cogió impulso con el puño derecho.
-¡QUIETO!
Todos los parroquianos se giraron hacia la imperativa voz femenina que salía de la barra. También el monarca antihumano, tras congelar a Minimus en el aire a punta de electrones, se volvió hacia Marlene Milagros de Todos los Santos.
-Ya conoce usted las reglas, su señoría -dijo Marlene, los rebosantes pechos sobre el mostrador-.  Y haga el favor de mirarme a la cara, hombre.
Gracias a un oportuno y enérgico capón de Dedusa, el regio antihumano consiguió mirar a la camarera a los ojos. De hito en hito, que decíamos antes.
Desde la mesa del doctor Sillas habríamos escuchado esta conversación; de habernos acercado, se entiende:
-¿Está loca? -bisbiseó Bumerang-. Que Rayao Negro se da de tortas con Zuthanos y le grita al mismo Jalactus, macho...
Ojo Falcónido, a quien la silla se le estaba clavando en las posaderas, se alzó un poco sobre el respaldo.
-Qué va. Tú tranquilo.
Bumerang miró hacia el Hombre Kosa. Este hizo la señal de penalti y expulsión.
-Nada de peleas dentro de "El Eskrull Achispado". Son las normas. Creía que lo sabías -comentó Ojo Falcónido.
-¿En serio crees que soy mejor que tú?
Ojo Falcónido volvió a removerse en la silla.



domingo, 16 de septiembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (13)


-¿No te di yo una paliza en tiempos, Bumerang? -preguntó Ojo Falcónido.
-Eh, me da que sí, pero no recuerdo bien. Me dan muchas -admitió Bumerang mirando hacia el mantel lleno de manchas de vinagre-. ¿Para qué me llamabas? -preguntó por fin, animándose un poco.
-Aquí el Hombre Kosa y yo estamos teniendo una disensión y queríamos saber qué te parece.
-¿Y dónde dices que la tenéis?
-¿El qué?
-La disensión esa. Opinar sin verla tampoco me parece apropiado.
-Ah. Nada, olvídalo. Decía el Hombre Kosa que Flecha Rijosa es mejor que yo. ¿Tú qué crees?
-¡Dónde va a parar usted! Ojo Falcónido le da cien vueltas de aquí a Roma. Y del sombrerito con la pluma mejor ni hablamos.
-¿Y Ojo de Toro? ¿Qué me dices de Ojo de Toro? -quiso saber Ojo Falcónido.
-¿ESE? Es pura fachada. Si es incapaz de atinarle a un ciego a cinco pasos.
El Hombre Kosa gesticuló para instar a Ojo Falcónido a seguir preguntando, pero este se hizo el longuis.
-Que dice el doctor Sillas que por qué no le preguntas si Bumerang es mejor que tú -dijo Minimus en voz muy bajita desde debajo de la mesa.
-¿Quién anda ahí? -se sorprendió Bumerang, alzando el mantel pringoso-. ¡Anda, si es Minimus, el antihumano! ¡Oye, tienes ahí a tu hermano Rayao Negro en la barra! Qué coincidencia, ¿verdad?
Ojo Falcónido y el Hombre Kosa se golpearon la frente con la mano.
Rayao Negro, que acababa de tragarse una aceituna con hueso, escribió en su pizarrín y se acercó hasta la mesa para enseñárselo a Minimus:
-¡Minimus, vergüenza de la gran Attilana, detestable infusorio!
-¡Minimus, apestosa ladilla krii! -dijo Dedusa entre raba y raba.
-¡Minimus, eslabón corroído de la gloriosa cadena antihumana! -exclamó Carnac mientras trataba de cascar una nuez con los dientes.
-¡Minimus, sucia escoria indigna de las nieblas terrógenas! -gritó Gorigon lanzándole unas cáscaras de pistachos.
-¡Minimus...! Minimus, eres... muy malo. ¡Requetemalo! ¡Ahí queda eso! -concluyó Tristón antes de pedir otra de chipirones con salsa picante.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (12)


-¿Ya se ha ido? -bisbiseó Minimus desde su escondite tras la espalda del Hombre Kosa.
-Está distraído en la barra, cascando con Ben Grima -susurró a su vez Ojo Falcónido.
Minimus aprovechó la ocasión para ocultarse bajo la mesa con mantel de cretona a cuadros rojos y blancos.
-¿Qué está pensando el doctor Sillas? -le preguntó Ojo Falcónido.
-¿No me oirá Rayao Negro, no?
-Tranquilo, hombre. Está en la barra tripeando con toda la familia real antihumana al completo.
-Menos yo.
-Bueno, sí, menos tú. Pero tú eres el malo, así que no cuentas.
-Bien que te sirvo de intérprete mental.
-Bien que te pago, no te digo.
-El doctor Sillas piensa -musitó Minimus bajo la mesa- que no has cumplido con tu parte del acuerdo: escogorciar a la Cosa Pantanosa a flechazos, así a grandes rasgos.
-Es que cargarse a un supervillano lo hace cualquiera, pero... -Ojo Falcónido miró hacia su bocatín de tortilla mientras se rascaba el cogote-. La Cosa Pantanosa es de los buenos. Y encima está a punto de estrenar serie para la tele.
El Hombre Kosa escupió un boquerón semidigerido a la par que pateaba la espalda de Minimus a la altura de la quinta vértebra lumbar, justo por encima de los calzoncillos cagaos.
-¡AAAAAAAHHHH!
Por fortuna, Carnac eligió ese preciso instante para partir una nuez de California soltando un berrido justo en la oreja de Rayao Negro. Acto seguido volaron fragmentos de cáscara por todas las mesas.
-Estaba muy dura -se disculpó Carnac ante la concurrencia.
-Cómo quema, cáspita... -se quejó Minimus por lo bajini-. Que el doctor Sillas considera que habría hecho mejor contratando a cualquier otro tiracosas. Ojo de Toro, por ejemplo; o Flecha Rijosa; o ese de la mesa del fondo, el que está pegando la hebra con Madame Gueb, mismamente.
-¿BUMERANG? ¿BUMERANG? -berreó Ojo Falcónido.
-Hola, camarada, ¿cómo va eso? -saludó a la carrera Bumerang, al que le venía de perlas para escaquearse de la mesa de Madame Gueb.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (11)


-Mi buen amigo plebeyo Grima, conocido bajo el nombre de la Kosa entre los miserables humanos, mi regia presencia se conmueve al ver tu monstruosa mole anaranjada de nuevo. ¿Qué ha sido ese alarido? -escribió Rayao Negro con el dedo en el pizarrín que había comprado en los chinos.
-Nada, el Hombre Kosa, que tiene gases -respondió Grima, mirando de soslayo hacia el doctor Sillas-. Yo también te quiero y todo eso, colega -dijo la Kosa-. ¿Cómo tú por aquí? Anda que no ha llovido...
-A mí no me han parecido gases -escribió Rayao Negro, que aunque se hacía el mudo, de oreja iba de perlas, acercándose a la mesa del doctor Sillas.
El Hombre Kosa señaló con ambas manazas fangosas hacia su plato.
-Son los boquerones -aclaró Ojo Falcónido-. Le sientan fatal.
-¿Qué va a ser? -preguntó Marlene Milagros de Todos los Santos desde la barra.
Rayao Negro miró al Hombre Kosa y a Ojo Falcónido un segundo y acabó por darles la espalda y volver junto a Grima. De detrás del Hombre Kosa se escuchó un resoplido que Ojo Falcónido tapó con una pedorreta.
-Debemos decidir qué es lo que tomamos. -Rayao Negro le mostró el pizarrín a Marlene.
-El plural mayestático no te pega, tronco. Eso es más de narradores gilipollas -terció la Kosa.
Sin escribir palabra, Rayao Negro alzó despacio su musculoso brazo hacia la puerta de "El Eskrull Achispado" por la que estaba entrando la familia real antihumana en pleno: Dedusa, Carnac, Gorigon, Tristón, Cristalina y el chucho Manípulas.
-Ahí sí que le has dao, Rayao. Te ha quedao regio, regio. Me quitaría el sombrero, pero me lo robaron anteayer esos mamones de la calle Yanqui.
-¿Qué va a ser entonces? -insistió Marlene poniendo cara larga.
-Un zumo de guanábana y unas aceitunas con hueso para mi augusta figura -le enseñó la pizarrilla Rayao Negro.
-Un Tab y una ración grande de rabas con mucha mayonesa -pidió Dedusa.
-Un agua de Lanjarón y unas nueces de California -dijo Carnac.
-Ginger ale y pistachos para mí, mozuela -pidió Gorigon.
-Yo un gazpacho y chipirones en su tinta -dijo Tristón.
-A Manípulas le pones un pozal de leche semidesnatada y un pernil de ternasco medio hecho -leyó Marlene en el pizarrín.
-Os va a salir la comanda por un pastiñán -dijo la Kosa.
-La familia real no paga un duro -aclaró Marlene, soltando a un tiempo un bufido que hizo temblar sus ebúrneas y estatuarias tetas.

lunes, 3 de septiembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (10)


-¡Por las místicas lunas de Muddosord! -exclamó Esteban Rarillo al ver interrumpida su micción en el urinario central- Veo que vosotros también lo habéis sentido.
-Sí, sí -mintió Jalactus a la par que trataba de contraer la vejiga en el urinario de la izquierda.
-Yo no puedo hacer pis -se lamentó Estrella Plateada desde el de la derecha.
-Ni yo, amigo Estrella -dijo el Doctor Rarillo-. Un ente muy poderoso ha hecho acto de presencia en la posada y nos ha...
-No, quiero decir que no tengo agujero -aclaró Estrella, llevándose las manos a la cabeza.
-Ejem... -dijo Jalactus. Estrella y el Doctor Rarillo giraron las cabezas hacia él.
»...CONTRATO DE HERALDÍA
»En GoZenn-la a 14 de marzo de 1966
»De una parte D. Jalactus, mayor de edad, con NIF 00000000, con domicilio a efectos de notificaciones en Aat Chu, en adelante el DEVORADOR CÓSMICO.
»Y de otra, D. Estrella Plateada, mayor de edad, con NIF ________, con domicilio en Periferia Cósmica, en adelante el HERALDO.
»Se reconocen capacidad legal suficiente para suscribir el siguiente contrato de heraldía en exclusiva, el cual regirase por estas cláusulas:
»256º El HERALDO cede al DEVORADOR CÓSMICO los derechos de reproducción durante los próximos 5 (CINCO) millones de años o hasta el deceso del primero, lo que primero acaezca.
»394º El DEVORADOR CÓSMICO taponará, obturará, transmutará, extirpará, transmogrificará o recortará todo aquel orificio y/o protuberancia sito en la zona urogenital y proximidades susceptible de ser utilizado de cualquier modo o manera que distraiga al HERALDO del cumplimiento de su deber ineludible.
»867º Ítem más: En contrapartida, El DEVORADOR CÓSMICO se obliga a eliminar del cuerpo del HERALDO cualquier sensación enojosa, insoslayable y propia de seres inferiores tal como: incontinencia urinaria, diarrea, estreñimiento, fístulas anales, almorranas, dolor testicular, erecciones matutinas, priapismo, satiriasis, ladillas, etcétera -concluyó Jalactus.
-¿Cómo es que has venido a hacer aguas menores? -se extrañó el Doctor Rarillo.
-Por hacer un poco de esprit de corps y todo eso. No me acordaba de que no podía -gimió Estrella Plateada.
-El HERALDO olvidará su condición cósmica de pureza inmaculada durante el trato con el resto de infraseres del universo para poder comprender siquiera someramente sus miserables existencias. Lo pone en la cláusula 1288º. Si es que no nos leemos lo que firmamos y luego pasa lo que pasa -sentenció Jalactus al tiempo que lograba miccionar por fin.
-Menos gritos, Milagritos, que tú no te acuerdas de mi NIF -le reprochó a Jalactus su HERALD... esto, heraldo.

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (9)


-¡Ajum! -carraspeó la Kosa sin necesidad por tercera vez.
-Pues es bonito este sitio -se arrancó Bumerang.
-A días -dijo Madame Gueb.
-Parece que tardan -comentó la Kosa, mirándose el Casio de la rocosa muñeca.
-Jalactus está bastante mayor -aclaró ella.
-¿Y?
-Problemas de próstata.
-Oiga -se animó Bumerang- ¿cómo hace usted para ver sus cartas? Lo digo por eso de que está ciega y todo eso...
-Las profetizo sobre la marcha.
-¿Y no le supone mucho esfuerzo? -preguntó Bumerang.
-No más que trabar conversaciones idiotas de ascensor.
-¿Podrías profetizarme qué tal llevo la próstata? -le pidió Grima.
-Soy clarividente, no hago milagros. Que te la vea tu proctólogo.
En ese momento, una pesadez ominosa cargada de electrones sumió en el silencio a todos los parroquianos y, en el excusado, al doctor Rarillo se le cortó el chorro. El silencio no tardó en ser roto, primero por el estruendo contra el suelo de baldosa de un plato de boquerones en vinagre y acto seguido, por el berrido de Minimus al tratar de ocultarse apoyándose contra la mohosa espalda del Hombre Kosa.
-¡AAAAAHHHHH! ¡MIS MANOOOOSSS! ¡ME ARDEEEEENNNN!
El doctor Sillas se encogió de hombros mostrando las palmas de sus pantanosas manazas.
-Si es que no escuchas, Minimus -le echó en cara Ojo Falcónido, bajando los pies de la mesa y girándose para contemplar a la regia figura que entraba por la puerta de "El Eskrull Achispado".
-Hombre, Rayao Negro -saludó Grima, yendo hacia el monarca antihumano y dejando colgado a Bumerang con Madame Gueb.
-Esto... parece que va a llover, ¿no? Está el ambiente muy cargado -dijo Bumerang.
-Voy al baño -se excusó Madame Gueb.
-¿A empolvarse la cara?
-Sí. Después de cambiarle el agua al canario.
-Ah. Nada, nada...
El doctor Sillas echó una ojeada al quejicoso Minimus, que se estaba soplando las palmas y luego miró a Ojo Falcónido, apuntándose con el índice hacia la sien y dándole vueltas.
-Se lleva fatal con su hermano.
El doctor Sillas alzó la barbilla y la protruyó dos veces haciendo bailar sus apestosas carúnculas faciales.
-Cosas de familia, amigo Sillas. Que si el trono es mío, que si te lo birlo y te pongo unas cadenas bien gordas, que si me cargo a los papás sin querer, que si aprisiono a los antihumanos en la zona depresiva... El caso es que Rayao Negro no le dirige la palabra a Minimus desde que nació. Y claro, hablando se entiende la gente -bisbiseó Ojo Falcónido para que Rayao Negro no se pispara.

viernes, 31 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (8)

-Venga, va, que te lo presento -se ofreció la Kosa.
-Es que... me da yuyu -titubeó Bumerang.
-¿Y eso?
-Jopé... Él es un tío omnipotente que merienda planetas. Y yo... -Bumerang hizo una larga pausa.
-... lanzas palitroques curvados. ¡Huy! Perdona, tío, lo he vuelto a hacer.
-Sí, eso. Básicamente.
-Es un parroquiano muy enrollao -terció Marlene Milagros de Todos los Santos desde el otro lado de la barra-. Seguro que estará encantado de conocerte.
Bumerang alzó la vista de la barra y de la rompedora delantera de Marlene y esbozó una sonrisa.
-Hala pues -se animó a sí mismo, levantándose.
La Kosa se le adelantó y ambos se acercaron a la mesa de la partida de mus.
-¡A las buenas tardes, colegas! ¿Interrumpo algo? -saludó la Kosa.
-¡Por los 7 anillos de Rasgadorr, claro que sí! -exclamó el Hechicero Sumo, aprovechando para pasarle la seña de tres pitos a su compañero.
-Yo también me alegro de verte, Doctor Rarillo.
-¿Le pasa algo en la lengua? -preguntó Bumerang.
-¡Has hecho seña! ¡Has hecho seña! -Madame Güeb le apuntó con el índice-. ¿Lo has visto, Estrella?
-¿Visto el qué? -preguntó Estrella Plateada.
-La madre que te... -se lamentó Madame Güeb.
-La torpeza de tu intrusión tan solo es comparable a la de los Descerebraos en la Dimensión Negruzca...
-Yo también te quiero, amigo Rarillo. Oye, ¿tenéis un momentito? Es que quería presentarle a tu compi a Bumbury.
-Bumerang...
-Sí, eso, Bumbury. ¿No os importa, verdad? Que hay confianza, hombre. Anda que no nos hemos chupao guardias juntos...
-¡En verdad que tu osadía, Ben Grima, sobrepasa incluso la del mismísimo Barón Gordo! ¡Pienso quejarme a...!
-Tengo pis -dijo Estrella Plateada.
-Te acompaño -comentó Jalactus.
-Ahora que lo dices... -abundó el Doctor Rarillo.
Los tres se fueron al lavabo. La Kosa y Bumerang se quedaron mirando a la pareja de mus de Estrella.
-Yo no hice la mili -aclaró Madame Güeb.


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Sobre “El vuelo del oricú”

Soy un escritor inconstante. Antojadizo, si se quiere. Pueden pasar meses o años desde que termino un proyecto hasta que me lanzo a otro. Para mí escribir, sobre todo si se trata de algo extenso, requiere un cierto estado mental y de ánimo en el que no me encuentro a menudo. Eso y la arrulladora sensación de tener “tiempo por delante”. No escribo todos los días. Ni todos los meses. Intento hacerlo alguna que otra vez al año. Lo primero son las judías. Lo segundo, descansar y pasarlo bien. Escribir no llega ni al bronce en mi hit parade de actividades, me temo.
Es decir, no me lío la manta a la cabeza a menudo. Pero cuando lo hago me entrego como un amante infiel. Con “El vuelo del oricú” me entregué.
Fueron cincuenta mañanas, tardes y a menudo noches dejándome las pestañas ante el monitor, sin apenas días "improductivos", que yo recuerde. Media docena o así de tramas y cerca de 64000 palabras.
Pero la novela no me dio el sí de inmediato. Era tímida. Antes tuve que pasar años camelándome a sus familiares: relatos cortos y largos, poemas e incluso un texto en inglés que escribí en la Escuela de Idiomas. Cuando tuvimos la suficiente confianza y ellos supieron que no los abandonaría, que formarían parte de la novela, el oricú se decidió a alzar el vuelo.
Escribí este libro para divertirme, no para complacer a nadie. Aunque espero que a ti te guste. Y que tú seáis muchos.
Por lo general, suelo aguardar hasta tener tres o cuatro plantones en mi huerto de ideas antes de ponerme a escribir. Los cuatro palos para el sombrajo.
Esta vez, no obstante, fue distinto. Vendí los tomates primero sin haber plantado una semilla. Me puse el disfraz de aventurero –vagabundo suena menos chic– y me fui bailando con Matilda sin preocuparme de lo que vendría después. Las ideas fueron surgiendo a medida que escribía, pero desde el principio supe que mis dedos se adelantaban a ellas. Cada vez que llegaba a un punto ciego (o muerto, flaco, escuálido o tiñoso), me decía: “Ya veré”. Y seguía escribiendo.
Esa sensación incómoda mas excitante de no saber hacia dónde me dirigía me acompañó de principio a fin como nunca antes. Por momentos llegué a sentirme más como lector de mi propia novela que como su autor. Cuando salga en papel por fin, creo que tendré que firmarme un autógrafo.
Quizá por eso mi oricú nació extraño, oscuro, multiforme, proteico. Las diversas tramas, en forma de capítulos cortos, se fueron apuntalando unas a otras como buenamente pudieron. Y contra todo pronóstico, el sombrajo ha resistido hasta ahora.
Ven conmigo a cobijo. Hoy el sol pega fuerte en Anwara.