Chindasvinto
Higginbottom Cosculluela es un sincretista de libro: de mañana rinde fervoroso
culto a la madre Gea desnudo en el patio de luces; en el trabajo, se prosterna
cinco veces al día hacia la
Kaaba; de tarde ofrece una libación de hidromiel al dios del trueno;
con el ocaso, baila un enérgico candomblé acapoeirado a la par que escupe en
pedorreta chamánicos chaparrones de sidra achampañada. Y en las horas más
pardas de su insomnio crónico, despierta a todo el bloque para hacer a sus
vecinos partícipes del gozoso culto pinchadístico con clásicos a todo volumen
de David Guetta, Technotronic, Maluma y Chimo Bayo. Luego el bueno de
Chindasvinto se hace una gayola eyaculando para dentro por no manchar la colcha,
se queda frito y se adentra en el Tiempo del Sueño de esos aborígenes
australianos tan feos.
Todos
los médicos que han tratado a nuestro común amigo Chindasvinto coinciden en el
diagnóstico: es un caso claro de sincretismosis galopante. Dicho sin tantos
ambages y citando de modo literal a uno de ellos: “Concretísimamente, es Ud. un
cretino, señor Cosculluela."