sábado, 29 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (32)

En circunstancias normales, Nos, el gallardo y broncíneo Narrador de blondas guedejas, no solemos traspasar la cuarta pared. Más que nada, porque se está de rechupete del otro lado, sentado en primera fila con un cubo de palomitas y presenciando cómo las pasan de canutas los personajes para llevar a cabo lo que Nos sale del magín. Además, la cuarta pared está siempre muy húmeda y cogemos unos catarros que para qué. Pero esta vez hemos de transponer su umbral y confiar acto seguido en el Bisolgrip.
Analicemos con detalle, querido lector (para poder decir "lectores" tendríais que ser dos), la anterior escena, antes de llegar a conclusiones acaso precipitadas:
En primer lugar, la Bestiola estaba leyendo "La montaña mágica", sí, pero en versión original subtitulada. Si lo sabremos Nos, que somos el Narrador Omnipotente y Resultón.
En segundo... ¿Tigre Pálido? ¿En serio? Blancucho, blanquinoso, blancuzco, lechoso, incluso albugíneo si no hubiera más remedio. Un poco de oficio al menos.
En tercero, justo en ese momento Piños de Sable estaba ante la puerta de "El Eskrull Achispado" departiendo en alegre comandita con Zorrezno, Mandarino y Uña Amarilla al respecto de dónde podía guardarse la Panthera Negra sus excedentes de lingotes de vibrantonio bien guardados. Ergo, Piños de Sable no puede estar en Guakanda a la vez. La bilocación queda reservada para Nos, el Narrador Plenipotenciario y Marchosillo.
Lo que nos lleva al cuarto obstat, que ya es decir: si toda la peña animalística (Karmen el Cazador, Kalibán, Guay Child, Jacobo Rosel el Lobisome, Piños de Sable (?), Güendigo, Loba Viperina y Acosador Nocturno están ya en Guakanda... ¿para qué cuernos necesitan Juanqui McCoy y el Tigre ¿Pálido? coger el Kinjet? Dos billetes de Ryanair en clase turista a Guakanda y van que chutan.
Ítem más: el listado de supertipos mezcla al buen tuntún malosos con neutrales -según les sople el viento- como Kalibán o Jacobo Rosel y otros como Loba Viperina y Acosador Nocturno que son bastante majetes pese a unos nombres que no es que les hagan mucha justicia.
Mal que Nos pese extendernos, no podemos sino dejar caer a modo de remate final y gol por la escuadra con cánticos enfervorizados desde la grada que el tono de la historia que estamos despell... o sea, considerando, se Nos antoja en exceso serio y fuera de lugar, en especial en la frase de cierre.
Así pues, en conclusión, la anterior escena es necesariamente apócrifa y queda excluida del corpus canónico de la presente obra pergeñada por Nos, quienes emprenderemos las medidas legales pertinentes. Toma, no. Queda dicho.
En breve -medida de tiempo que oscila en nuestro caso entre un día y varias semanas- redactaremos la escena auténtica, fidedigna y chupileréndica. La próxima vez que traspongamos la cuarta pared Nos pondremos una rebequita, por cierto.

viernes, 28 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (31)

En la cabina de mandos del Kinjet, repantingado en el asiento del piloto, Juanqui McCoy, la adorable y peluda Bestiola, resolvía con sus ágiles pies un cubo de Rubik mientras intentaba distraerse leyendo “La montaña mágica” de Thomas Mann en versión original. De cuando en cuando, la azulada Bestiola echaba un nada disimulado vistazo por encima de sus anteojos a su adusto compañero de viaje. El Tigre Pálido no se daba por aludido.
—Eh, Tigre, ¿hace una partida de cartas? Me juego la nómina de los Vindicadores al Hold’em.
—No —declinó la oferta el Tigre Pálido.
La Bestiola soltó un bufido. Incluso en el Kinjet, el viaje hasta África se le iba a hacer muy largo. Era una pena que Monsi Williams, el Hombre Maravillado, estuviera ocupado rodando el piloto de una teleserie barata. Si bien no habría podido bajar a tierra —las instrucciones de la misión eran claras, sólo superhéroes con poderes animales, capaces de manejarse con sigilo en la jungla—, al menos Monsi le habría dado algo de conversación. El Tigre Pálido era más del tipo minoría-étnica-salida-del-gueto-carente-de-humor. El mismo Zorrezno en pleno ataque de cefalea en racimo hubiera animado más el trayecto. Por un instante, los pensamientos de Juanqui derivaron hacia Trisky Tilby. Su relación con la periodista no iba muy allá de un tiempo a esta parte; así que la Bestiola volvió a centrarse en los detalles de su misión. Unos detalles grandes, con garras y colmillos: Karmen el Cazador, Kalibán, Guay Child, Jacobo Rosel el Lobisome, Piños de Sable, Güendigo, Loba Viperina… y Acosador Nocturno al mando.
—Están entrando en el reino de Guakanda. Identifíquense o serán derribados —atronaron unos drones salidos de la nada.
—Oh, mis barras y estrellas… Soy yo, Ta´challa. Juanqui McCoy, la azul e hirsuta Bestiola. Siento el retraso. Ah, él es el Tigre Pálido. No habla mucho.
—Os estaba esperando. El destino de Guakanda, el del vibrantonio, dependen de vosotros. —El gesto del holograma proyectado por los drones era ceñudo.
La Bestiola sintió el sudor corriendo por su velluda espalda índigo. Uno no hace esperar a la Panthera Negra.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (30)

En la Dimensión Negruzca, nada más salir de "El Eskrull Achispado", todo tieso durante unos cuantos milloncillos de kilómetros místicos y luego a mano derecha en llegando a la barrera que contiene a los Descerebraos, se halla la morada de Duermenmú, la entidad suprema de pura energía mística con tendencia a alargar la siesta. Vayamos a echar un vistacillo discreto, a ver qué se cuece allí. No es que Nos, el Apolíneo Narrador Omnisciente Fuera del Cuento tengamos nada que temer, es solo que, para ser una entidad mística y todo eso, Duermenmú tiene muy mala baba, y su hermana, la Maru, ni te cuento. Pues eso. Yo sus he avisao.

Envuelto en la eterna oscuridad preternatural de sus dominios, Duermenmú frunció el ceño, resuelto a no caer en la batalla de poder a poder con el hechicero adversario. Gruesas gotas de sudor brotaban de su frente para extinguirse ipso facto con eso de que tiene la cabeza igual que una cerilla muy gorda siempre encendida.
-¡Amuleto de Cynturak! -exclamó Duermenmú.
Su oponente, el Barón Gordo, esbozó una media sonrisa aviesa y contraatacó:
-¡Manzanas doradas de Irún!
Duermenmú acusó el golpe. Pero seguía siendo el soberano de la Dimensión Negruzca en plenitud de fuerzas. Otros lo habían intentado antes sin éxito.
-¡Suero del Serafín!
-¡Anillos de rubí de Rasgadorr! -contraatacó sin piedad el Barón Gordo.
-¡Corona Serpentina! -trató de recuperarse Duermenmú.
-¡Llamas de los Faltones! -soltó el Barón Gordo.
Por primera vez en eones, Duermenmú pareció vacilar. La llama de su cabeza empezó a agitarse. En la Dimensión Negruzca, con lo grande que es, hay bastante corriente, que conste.
-¡Mano de los Guishanti! -replicó el soberano de la Dimensión Negruzca.
 -¡Bastón del Tribunal Vividor! -Los mezquinos ojos del Barón Gordo brillaron de júbilo.
-¡Mantón de Supremacía! -fue la respuesta a la desesperada de Duermenmú.
-¡Espada de la Penúltima Sombra! -remató el Barón Gordo, triunfante.
-Es la última vez que juego contigo al Apalabrados, hombre. Es que ya te vale -se enfadó Duermenmú.
-El que se pica...
En estas que entró en escena la Maru. Y decimos que entró en escena porque puerta, lo que se dice puerta, no había ninguna a mano por la que entrar.
-Oye, hermano...
-¿Qué pasa?
-¡Ojito con esos modales! ¡Esas no son formas de dirigirte a tu hermana!
-Venga, Maru, no te me enchotes. Perdona, mujer.
-Así está mejor. Una cosa: ¿has leído el último número del Supertipos? -preguntó la Maru a su hermano, mostrándole la revista con el Doctor Rarillo en portada.

domingo, 9 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (29)

-¿Vienes o qué, zagala? -apremió Toño Starsky a la androide.
-Voy, voy. Qué prisas, hombre -se quejó Jocaspa, volviendo una soñadora mirada hacia el conciliábulo formado por Zorrezno, Mandarino, Uña Amarilla y Piños de Sable.
El Hombre de Lata consultó de nuevo su Casio de los chinos. Faltaban veinte segundos para las ocho de la tarde. Alzó la vista hacia el letrero de "El Eskrull Achispado" y lo embargó una emoción indefinible, que en cualquier caso intentaremos definir como un a modo de exótico cóctel compuesto por tres partes de "semper fidelis", una parte de "desperta ferro" y un chorrito de agua mineral del Rubicón, todo ello removido suavemente en el primer Grial que haya a mano y decorado con una rodajita de fruta prohibida.
Toño Starsky se dijo a sí mismo -y se escuchó porque no era sordo- que todo había valido la pena. Todo: haber tenido que postergar el refocilo pélvico con Pepi Potes, que cada vez se lo ponía más difícil; una armadura llena de rayones que apestaba a cagarrutas de grulla trompetera; el vacile sin respuesta del mamoncete de Máquina Guarra; incluso el desaire último de su archienemigo el Mandarino. Nada de aquello importaba ya. Todo cobraba sentido. Volvió a leer el letrero con nirvanático deleite:

EL ESKRULL ACHISPADO

HORA FELIZ: JUEVES DE 20:00 A 22:00

-¡Que viene, que viene! -susurraron todos los supertipos del interior del local.
-Tú haz como si nada -aconsejó Ben Grima a Bumerang, trasegándose otra Guinness de un tirón.
-Ya no quiero más Mort Subite -dijo Bumerang-. Es que yo más de dos cervezas...
-El que guarda siempre tiene -le replicó la Kosa, arramblando con las Mort Subite restantes-. ¿Te ha llegado mi mensaje para unirte al grupo, Bubu, colega?
-Me he quedado sin batería.
-De lo más profético, diría yo -dijo Madame Güeb desde la mesa del mus, de la cual Estrella Plateada acababa de levantarse como un rayo al ver entrar a Jocaspa.
-Usted no se meta con mi colega, abuela -le advirtió la Kosa.
-También sé cosas acerca de tu próstata -dejó caer Madame Güeb.
-¿Una Mort Subite? Tengo bastantes -le ofreció Ben Grima.

Nada más entrar, Toño Starsky constató que el local estaba lleno, menos cinco mesas, y a un nivel inconsciente se coscó de que algo no iba bien. A nivel consciente, no obstante, como quien oye llover. Se acercó a la barra. Todos los parroquianos, incluidos los 19.887 antihumanos, interrumpieron su animada charla e hicieron oreja, aunque a la postre tampoco hizo mucha falta.
-¿CÓMO QUE SOLO TE QUEDA ZARZAPARRILLA? -bramó el Hombre de Lata.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (28)

PIÑOS DE SABLE. (Da la espalda a Jocaspa y Toño Starsky y se une a Zorrezno, Mandarino y Uña Amarilla. Les enseña sus garras.) Las mías también son de diamantonio del bueno. Hacen unos filetes que tiembla el misterio.
ZORREZNO. Yo una vez casi le pegué un tajo a la Panthera Negra.
MANDARINO. Herida otoñal, cicatriz en invierno, venganza vernal.
ZORREZNO. ¿Ein?
PIÑOS DE SABLE. Que él también le tiene ganas a la Panthera y que ya tarda.

(Aparte, Jocaspa cuchichea al oído del Hombre de Lata.)

JOCASPA. Quién lo iba a decir, con esa pinta de bruto que gasta...

PIÑOS DE SABLE. (Carraspea.) Yo solo leo el Marca.
MANDARINO. ¿Podrían estas garras rasgar el traje de vibrantonio de la Panthera?
ZORREZNO. Ya te digo. ¿Diamantonio contra vibrantonio? No hay color.
TOÑO STARSKY. Esto... una cosa...
UÑA AMARILLA. Me gustan más las del grandote patilludo este. Más naturales.
PIÑOS DE SABLE. Ya te digo, cara plátano. O sea, quiero decir, colega.
MANDARINO. ¿Y ese sonido que hacen cuando las sacas?
ZORREZNO. Al salir me rasgan la carne entre los dedos. Duele de cojones.
MANDARINO. Sutemi audaz, semilla del éxito, victoria en primavera.

(Zorrezno gira la cabeza hacia Piños de Sable.)

TOÑO STARSKY. Chicos, que digo yo que...

(Zorrezno y Uña Amarilla chistan. Jocaspa le da un golpecito en el hombro al Hombre de Lata y le abolla la armadura.)

PIÑOS DE SABLE. Que dice que sacrificarse antes de atacar acojona al adversario y es algo muy cool, tope zen y tirando a oriental. (Miradas vueltas hacia él.) ¿Qué pasa? Leo mucho el Marca. A diario, joder.
Cultura general. A mí también me cae como el culo la Panthera, a todo esto.
ZORREZNO. Si es que va de sobrao el moreno ese. Que si soy rey, que si soy más listo que el copón, que si me trinco a todas las pavas que quiero... Y ni siquiera es mutante ni nada.
MANDARINO. ¿Habéis escuchado el himno de Guakanda? La letra es suya.
UÑA AMARILLA. Menudo truño. Oye, Mandarino, ¿y si nos juntamos con estos y...?
TOÑO STARSKY. Que digo que si me vais a impedir entrar en el barucho y tal...
MANDARINO. Qué maleducado. ¿No ves que mi compadre Uña Amarilla y yo estamos departiendo tan ricamente con estos dos agradables occidentales que no se lavan? (Le vuelve la espalda.)

(Toño Starsky y Jocaspa van hacia la puerta de "El Eskrull Achispado". El Hombre de Lata entra sin más. Antes de ir tras él, Jocaspa se gira Piños de Sable.)

JOCASPA. Eh... ¿estás en el grupo de supertipos?
PIÑOS DE SABLE. No.
JOCASPA. Dame tu guasap, te agrego después, hablamos luego.

(Piños de Sable se sonroja un poco y se da la vuelta hacia los otros.)

viernes, 7 de diciembre de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (27)


TOÑO STARSKY. (Vacila)...

(Zorrezno, Jocaspa, Piños de Sable, Mandarino y Uña Amarilla se vuelven hacia el Hombre de Lata. Este, víctima del lapsus memoriae, prorrumpe en sudores que no se le notan detrás de la máscara. Al fondo, Céspedes, el meritorio, sustituye con donaire el cartel de "El Eskrull Achispado" por el de "El Tlébol Sueltudo". Asoma el Simpático Tendero Chino Innominado y al ver a Uña Amarilla y Mandarino hace mutis por el foro. Céspedes bufa y vuelve a cambiar el cartel.)

ZORREZNO. Dale, Toño, coño...
JOCASPA. (Susurra.) Me muero de la vergüenza.
PIÑOS DE SABLE. Tampoco nos está viendo nadie. (Se rasca el escroto con visible parsimonia.)
JOCASPA. Bueno, ya. Orgullo torero, que se dice.
TOÑO STARSKY. (Balbucea). Yo... esto...
APUNTADOR. (¡Oh, el malvado Mandarino y su compinche Uña Amarilla!)
TOÑO STARSKY. ¿Lo qué?
APUNTADOR. (¡Oh, el malvado Mandarino y su compinche Uña Amarilla!)
TOÑO STARSKY. Más alto, córcholis. Que así no hay quien se pispe. (Los demás asienten con la cabeza.)
APUNTADOR. (¡Oh, el malvado Mandarino y su compinche Uña Amarilla!)
TOÑO STARSKY. Haber empezado por ahí. ¡Oh, el malvado Mandarino y su compinche Uña Amarilla!
UÑA AMARILLA. Socio. Socio. Nada de compinche. Que en cuanto termine la obra no nos vamos de francachela  por ahí, que yo sepa. Cada mochuelo a su olivo.
MANDARINO. (Mira con odio a Uña Amarilla por no ceñirse al papel.) ¡Nunca entraréis al barucho ese ni tú ni tus compañeros, por Confucio!
JOCASPA. No, si de todos modos Zorrezno no...
PIÑOS DE SABLE. Oiga, que todavía hay clases...
ZORREZNO. ¿Me vas a impedir entrar tú o el otro chinorris de mierda? (Saca las garras a pasear con un ¡snikt! intimidante.)
MANDARINO. (Atónito.) Cual sol brillante, cortante como invierno, su filo brota.
ZORREZNO. ¿Mande?
PIÑOS DE SABLE. Que menudas garras te has feriao, compadre.
JOCASPA. (Volviéndose hacia Piños de Sable.) ¿Te gusta la poesía?
PIÑOS DE SABLE. ¿A mí? Qué va, qué va.
UÑA AMARILLA. ¿De qué están hechas tan magníficas zarpas indignas de ti, miserable occidental?
ZORREZNO. Sin insultar, eh. Que yo no te he dicho... Bueno, sí que te lo he dicho. Son de diamantonio del bueno.
MANDARINO. ¿Cómo las conseguiste? ¿Te costaron muy caras?
ZORREZNO. Me salieron gratis. Lo malo es el preoperatorio.