viernes, 31 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (8)

-Venga, va, que te lo presento -se ofreció la Kosa.
-Es que... me da yuyu -titubeó Bumerang.
-¿Y eso?
-Jopé... Él es un tío omnipotente que merienda planetas. Y yo... -Bumerang hizo una larga pausa.
-... lanzas palitroques curvados. ¡Huy! Perdona, tío, lo he vuelto a hacer.
-Sí, eso. Básicamente.
-Es un parroquiano muy enrollao -terció Marlene Milagros de Todos los Santos desde el otro lado de la barra-. Seguro que estará encantado de conocerte.
Bumerang alzó la vista de la barra y de la rompedora delantera de Marlene y esbozó una sonrisa.
-Hala pues -se animó a sí mismo, levantándose.
La Kosa se le adelantó y ambos se acercaron a la mesa de la partida de mus.
-¡A las buenas tardes, colegas! ¿Interrumpo algo? -saludó la Kosa.
-¡Por los 7 anillos de Rasgadorr, claro que sí! -exclamó el Hechicero Sumo, aprovechando para pasarle la seña de tres pitos a su compañero.
-Yo también me alegro de verte, Doctor Rarillo.
-¿Le pasa algo en la lengua? -preguntó Bumerang.
-¡Has hecho seña! ¡Has hecho seña! -Madame Güeb le apuntó con el índice-. ¿Lo has visto, Estrella?
-¿Visto el qué? -preguntó Estrella Plateada.
-La madre que te... -se lamentó Madame Güeb.
-La torpeza de tu intrusión tan solo es comparable a la de los Descerebraos en la Dimensión Negruzca...
-Yo también te quiero, amigo Rarillo. Oye, ¿tenéis un momentito? Es que quería presentarle a tu compi a Bumbury.
-Bumerang...
-Sí, eso, Bumbury. ¿No os importa, verdad? Que hay confianza, hombre. Anda que no nos hemos chupao guardias juntos...
-¡En verdad que tu osadía, Ben Grima, sobrepasa incluso la del mismísimo Barón Gordo! ¡Pienso quejarme a...!
-Tengo pis -dijo Estrella Plateada.
-Te acompaño -comentó Jalactus.
-Ahora que lo dices... -abundó el Doctor Rarillo.
Los tres se fueron al lavabo. La Kosa y Bumerang se quedaron mirando a la pareja de mus de Estrella.
-Yo no hice la mili -aclaró Madame Güeb.


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Sobre “El vuelo del oricú”

Soy un escritor inconstante. Antojadizo, si se quiere. Pueden pasar meses o años desde que termino un proyecto hasta que me lanzo a otro. Para mí escribir, sobre todo si se trata de algo extenso, requiere un cierto estado mental y de ánimo en el que no me encuentro a menudo. Eso y la arrulladora sensación de tener “tiempo por delante”. No escribo todos los días. Ni todos los meses. Intento hacerlo alguna que otra vez al año. Lo primero son las judías. Lo segundo, descansar y pasarlo bien. Escribir no llega ni al bronce en mi hit parade de actividades, me temo.
Es decir, no me lío la manta a la cabeza a menudo. Pero cuando lo hago me entrego como un amante infiel. Con “El vuelo del oricú” me entregué.
Fueron cincuenta mañanas, tardes y a menudo noches dejándome las pestañas ante el monitor, sin apenas días "improductivos", que yo recuerde. Media docena o así de tramas y cerca de 64000 palabras.
Pero la novela no me dio el sí de inmediato. Era tímida. Antes tuve que pasar años camelándome a sus familiares: relatos cortos y largos, poemas e incluso un texto en inglés que escribí en la Escuela de Idiomas. Cuando tuvimos la suficiente confianza y ellos supieron que no los abandonaría, que formarían parte de la novela, el oricú se decidió a alzar el vuelo.
Escribí este libro para divertirme, no para complacer a nadie. Aunque espero que a ti te guste. Y que tú seáis muchos.
Por lo general, suelo aguardar hasta tener tres o cuatro plantones en mi huerto de ideas antes de ponerme a escribir. Los cuatro palos para el sombrajo.
Esta vez, no obstante, fue distinto. Vendí los tomates primero sin haber plantado una semilla. Me puse el disfraz de aventurero –vagabundo suena menos chic– y me fui bailando con Matilda sin preocuparme de lo que vendría después. Las ideas fueron surgiendo a medida que escribía, pero desde el principio supe que mis dedos se adelantaban a ellas. Cada vez que llegaba a un punto ciego (o muerto, flaco, escuálido o tiñoso), me decía: “Ya veré”. Y seguía escribiendo.
Esa sensación incómoda mas excitante de no saber hacia dónde me dirigía me acompañó de principio a fin como nunca antes. Por momentos llegué a sentirme más como lector de mi propia novela que como su autor. Cuando salga en papel por fin, creo que tendré que firmarme un autógrafo.
Quizá por eso mi oricú nació extraño, oscuro, multiforme, proteico. Las diversas tramas, en forma de capítulos cortos, se fueron apuntalando unas a otras como buenamente pudieron. Y contra todo pronóstico, el sombrajo ha resistido hasta ahora.
Ven conmigo a cobijo. Hoy el sol pega fuerte en Anwara.

jueves, 30 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (7)



El Hombre Kosa empujó sendas raciones extra de boquerones hacia Minimus y Ojo Falcónido.
-A falta de medusas, buenos son boquerones -aceptó Minimus, sentándose a la mesa.
-Yo es que acabo de merendar -mintió Ojo Falcónido-. ¡Marlene, guapa, un pitufo de tortilla cuando puedas! Por acompañaros más que nada.
El atribulado y feísimo doctor Sillas se sumió a la vez en su plato de boquerones y en las honduras de su amargo fracaso. Minimus podría habernos ilustrado sobre sus pensamientos, pero estando como estaba concentrado en no mancharse de vinagre el traje y dada su modesta capacidad como telépata, dudamos que su transcripción mental hubiera sido muy limpia. Así que nos, el Narrador, trabajaremos por una vez para variar:
El apesadumbrado y deforme doctor Sillas, decíamos, había depositado muchas esperanzas en el carcaj de Ojo Falcónido. Estaba harto de ser el último mono de las Kosas: Ben Grima era el ojito derecho de Marred Comics: chorrocientos mil números con los 4 Fantasiosos, Marred 2x1, pelis taquilleras... Y encima ligón, con lo feo que era el gacho; que si la chavala cegata esa, que si Tunda...
Y de la Cosa Pantanosa mejor no hablar: cómic de culto, guionistas y dibujantes del copón y ese aire de guaperas incomprendido.
Él, el Hombre Kosa, había tenido que esperar 34 años para salir en la gran pantalla y fracasar estrepitosamente. Y siempre más solo que la una en el pantano. Alargó la manaza hacia el plato ante Ojo Falcónido.
-Que dice el doctor Sillas que si seguro que no quieres los boquerones -aclaró Minimus, poniéndose la camisa perdida de vinagre.

domingo, 26 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (6)


Mientras Marlene Milagros de Todos los Santos volvía al mostrador a por los boquerones, Ojo Falcónido y Minimus entraron en "El Eskrull Achispado".
-Eh -saludó Bumerang.
-Eh -devolvió el saludo Ojo Falcónido.
La Kosa apuró su cerveza hasta que los recién llegados se sentaron a la mesa del Doctor Sillas.
-¿Lo conoces? -preguntó.
-No -respondió Bumerang.
-¿Entonces?
-Somos del mismo gremio.
-¿El mismo? Ojo Falcónido fue maloso en tiempos, pero anda que no ha llovido...
-No, no es eso.
-No lo pillo.
-El gremio de tíos que tiran cosas con puntería.
-Los sin superpoderes. Huy -cayó en la cuenta la Kosa.
-Sí, esos -admitió Bumerang volviendo a contemplar su tubo vacío.
-¡Milena, chata! ¡Ponle una Ámbar triple malta bien fría al amigo!

-Bueno, usted dirá, doctor Sillas -rompió el hielo Ojo Falcónido tras sentarse con los pies sobre la mesa-. Ah, sí, usted perdone. Minimus...
-Mis habilidades telepáticas son modestas. Será más fácil si os toco a los dos -aclaró Minimus.
-Que corra el aire -le advirtió Ojo Falcónido.
El Hombre Kosa hizo ademán de lavarse las manos. Minimus aguzó su cerosa oreja telepática.
-¿Cómo dice? ¿Le importa repetirlo? Ah, ya, que todo aquel que conoce el miedo arde al contacto de usted. Pues nada, nada. El doctor Sillas pregunta que qué tal ha ido el asuntillo con la Cosa Pantanosa.
-Bueno, bien... -respondió Ojo Falcónido.
El Hombre Kosa empezaba a frotarse las manos.
-O sea, bien para él. Al final no he podido clavarle ni una flechita-ortiga de nada.
-El doctor Sillas dice que desea saber por qué cojones no has podido coserlo a flechazos.
-Lo tenía a huevo cuando me ha llegado un sms de Defective Comics diciéndome que estaban preparando serie nueva de la Cosa Pantanosa y que si quería dejarlo como un colador hablara antes con sus abogados.
Se produjo entonces un silencio embarazoso, que Marlene Milagros de Todos los Santos aprovechó para traer tres raciones bien colmadas de boquerones en vinagre.
-El doctor Sillas dice que no quería más que... -aclaró Minimus sin éxito. Marlene ya se alejaba de vuelta a la barra-. Que da igual, que las deje...


viernes, 24 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (5)

-Sí, sí que he hecho seña, por los Guishanti, ¿satisfecha?
-Ajá -asintió Madame Güeb.
-Juego sí -dijo el Doctor Rarillo.
-Juego sí -coincidió Madame Güeb.
-Juego no -refunfuñó Jalactus.
-Juego sí -dijo Estrella Plateada.
-Paso -dijo Esteban Rarillo.
-Paso -dijo Madame Güeb.
-Envido -se lanzó Estrella Plateada.
-¡Órdago! -gritó triunfal el Doctor Rarillo.
-Estrella, estate al juego, coño, que habían hecho seña. Siempre con la cabeza en las nubes... -le reprochó Madame Güeb a su compañero-. No queremos.
-Tengo hambre -dejó caer Jalactus, poniendo a la maciza camarera en un aprieto.
-¿Alguno habéis oído lo que se traen la Kosa y Bumerang? -preguntó el Doctor Rarillo.
-Yo sí. Soy omnipotente -se jactó Jalactus-. Pero no te lo digo.
-Yo puedo decirte lo que hablarán mañana. Pero no me da la gana -soltó Madame Güeb.
-¿Eh? ¿Qué? -preguntó Estrella Plateada.
-¿Por qué no usas tu Ojo de Amaretto? -sugirió Jalactus.
-Está con conjuntivitis -se lamentó el Doctor Rarillo.

Mientras tanto, en una mesa apartada entre las sombras, el Hombre Kosa hacía una seña a la joven camarera.
-Usted dirá, Doctor Sillas.
El Hombre Kosa pasó por alto el comentario y señaló en la carta tres veces el número 37: Boquerones en vinagre.
-¿Algo de beber?
El Doctor Sillas arañó la respuesta sobre la mesa.
-Agua del pantano no tenemos. ¿Coca Cola, Kas, Konga, Bezoya?
El Hombre Kosa negó con la cabeza.
-Agarrao -murmuró según volvía a la barra nuestra encantadora camarera, a la que en adelante llamaremos Marlene Milagros de Todos los Santos.


jueves, 23 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (4)


-Estoo... ¿puedo preguntarte algo? -se animó Bumerang, inclinándose hacia la Kosa.
-Dispara, colega. Pero con silenciador.
-¿Qué?
-Que hay mucha peña aquí con los supersentidos en modo comadre. No mires. En la mesa del fondo están echando un mus Jalactus y el Doctor Rarillo contra Estrella Plateada y Madame Güeb. O eso quieren que creamos. Si los conoceré yo.
-¿Qué superhéroe te cae peor? -susurró Bumerang al oído rocoso de Ben Grima-. Siempre me ha picado la curiosidad...
-¿Tú cuál crees? -susurró a su vez la Kosa.
-Julk.
-Buen intento, pero no.
-Rayao negro.
-Agua.
-Namorio.
-No, hombre, no.
-¿No decías que era acuático?
-¿Tú nunca has jugado a los barquitos?
-Me rindo.
-Acércate más, que no me fío de esos cuatro -le dijo la Kosa.
-Vale.
-La Panthera Negra.
-¡No la casques! ¿Pero no erais tan amig...?
-¡Calla, atontao! ¡Que te van a oír! -exclamó la Kosa, tapándole el morro a Bumerang con una de sus manazas.
-Mmmff... -dijo Bumerang-. ¿Y eso por qué?
-Con eso de que era el primer superhéroe tizón de la editorial, los 4 Fantasiosos tuvimos que firmar un contrato para que nos diera una paliza en su presentación. Cuestión de mercadotecnia, ya sabes.
-Sí, bueno, de palizas sé bastante -admitió Bumerang.
-Un tío vestido de gato que se flipa cuando se toma una tisana africana que según el chamán de su pueblo le da poderes a ratos nos usó de comparsas. ¡Manda huevos con el sobrao ese! -exclamó la Kosa.
El Doctor Rarillo se giró hacia Grima y Bumerang al tiempo que hacía la seña de 31 a Jalactus.
-¿Has hecho seña? -preguntó Estrella Plateada con ojos de cordero degollado.
-No -mintió el Doctor Rarillo mientras se rascaba el Ojo de Amaretto.
-No te pases de listo, Esteban, que tengo más conchas que un peregrino -le advirtió Madame Güeb.

miércoles, 22 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (3)


-Hay días en que a uno le dan ganas de dejarlo todo, sentar la cabeza y que atraque bancos otro -masculló Bumerang sin alzar la vista de su vaso.
-Hombre, no. Si todos los supervillanos pensaran así, adiós tebeos. Nadie va a pagar por ver al Capitán Norteamérica sacando los perros o a Dragona Lunar haciéndose las uñas de los pies.
-Pues la Ilusión se echó familia hace poco y lo está petando en su nueva serie costumbrista.
-No durará. Eso es como los gatos cuando comen hierba -aseguró la Kosa, vaciando su jarra-. Otra, tabernera. Y un pincho de tortilla.
Bumerang puso cara de perplejidad y la Kosa se fijó en ella mientras aguardaba a que le llegara su cerveza.
-Sí, amigo Bumi. Aunque los lectores lo que quieren es acción, a veces se empachan de tanta torta, tanta explosión planetaria y demás y se ponen a dieta unos días. Pero no tardan en volver al redil.
-Ah, entiendo. Pero, entonces, ¿por qué no estamos zurrándonos la badana ahora mismo? ¿Qué pensarán los lectores?
-¿Quién ha dicho que nos esté leyendo alguien? -rebatió la Kosa.
-¿No serás gallego? -preguntó Bumerang.
-¿Por qué lo preguntas?
-No, por nada. ¿Seguro que no nos lee nadie?
-Seguro. Estamos entre bambalinas. Lo que ocurre en "El Eskrull Achispado" no sale de aquí.
-¿El currículum oculto, que se dice?
-Yo lo llamo chismorreos, pero vamos, sí -concedió la Kosa antes de girarse hacia su enésima jarra de la tarde.

martes, 21 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (2)



Al poco, la joven y calipigia camarera volvió a acercarse y dejó la comanda con un bufido.
-No me ha puesto ni aceitunas -se lamentó Bumerang por lo bajo-. Qué menos, ¿no?
-A mí siempre me las pone. -El rocoso Grima se rascó la pétrea calva.
-Igual es que le caigo mal. Tengo ese don con las mujeres -rumió Bumerang, la mirada clavada en su CruzCampo- Y eso que dicen que a las chicas les gustan los perdedores...
-Los perdedores con superpoderes -precisó la Kosa.
-¿Qué quieres decir?
-¿Tú tienes algún superpoder?
-Yo... estoo... no exactamente... pero tengo la fuerza, la velocidad, la agilidad, la destreza, los reflejos, la coordinación y la resistencia de un atleta profesional. Y una puntería de la hostia. Lo dice la Wikipedia.
-Ya. Pero superpoder, lo que se dice superpoder...
-Va a ser que no... -admitió Bumerang, vaciando acto seguido su jarra de un solo trago-. Pero salgo en montones de historietas y he estado en muchos grupos, como tú. De hecho, ahora mismo estoy montando uno nuevo: los 5 Diestros. ¿Te apuntas?
-Leí el cómic y al final Spideyman te patea el culo -declinó la oferta Grima.
-¿Qué...?
Bumerang se sumió en la insondable sima de su sempiterno fracaso: su editor había sacado el tebeo sin avisarle. Eso no se le hace a un honrado supervillano, no señor.
-Otra CruzCampo, posadera -pidió con un hilo de voz.
-No te castigues así, hombre -le dijo la Kosa dando un respingo.

viernes, 17 de agosto de 2018

Cuentos de "El Eskrull Achispado. Reservao derecho de admisión a tipos superpoderosos" (1)





Al entrar en la tasca, Bumerang se dio cuenta demasiado tarde de que había un superhéroe en la barra. Y uno de los buenos: el mismísimo Ben Grima, la adorable Kosa de ojos azules para los amigos. Bumerang hizo ademán de recular.
-Tranqui, Bataran -le dijo la Kosa-, siéntate, te invito a un lingotazo. No estoy de servicio.
Aliviado, Bumerang pasó por alto que lo hubiera confundido con un gadget de Bathman y se sentó junto al rocoso Grima.
--¿Qué va a ser? -preguntó la joven camarera del Eskrull Achispado, mientras sus ebúrneos pechos conquistaban buena parte de la barra.
La Kosa se fijó en la mirada de soslayo de Bumerang.
-Está buena, ¿eh, Boomslang?
-No, si no la estaba mirando...
-Lo que tú digas, colega -zanjó el tema Grima, volviendo a sumirse en la contemplación de su litrona.
-¿Qué va a ser? -repitió la joven pechugona, haciendo como que no había oído.
-Una cerveza.
-¿Marca?
-Una CruzCampo -pidió Bumerang.
-Pensaba que querías una cerveza -comentó la Kosa.