-Hala pues, ya está -dijo Bumerang-. Tampoco ha sido tan difícil, ea.
-¡Eh, chavales, los del equipo de mi compadre Busty, aquí! -llamó Ben Grima-. Que vamos a hacer recuento, como en la mili. Voy nombrando la categoría y sus manifestáis.
-Yo es que no tengo motivos para quejarme, voluntarioso engendro de piedras naranjitas -comentó el pizarrín de Rayao Negro-. Ser monarca es lo que tiene.
-Yo sí -dijo Estrella Plateada-. Pero no sé si hacer huelga me serviría de mucho a efectos escrotales.
-Hombre, una pancarta bien gorda arrastrada con tu tabla de surf la vería todo Cristo -dijo Ojo Falcónido a la par que ensartaba de un flechazo un pepito de ternera del mostrador.
-Esa boca, jopé -se quejó un sonrojado Damián Hellstrap.
-No lo habéis entendido, simpáticos mundanos ordinarios dignos de compasión -metió baza el Doctor Rarillo, rascándose las legañas del soñoliento Ojo de Amaretto-. Debéis descubrir el espíritu que os habita, vuestro cuerpo astral, vuestro chichi interior, vuestra pitera mística o como lo llaméis cada uno en su pueblo.
-Es que el espectro de mi difunto hermano ha vuelto a salir de parranda -se excusó saliendo de las sombras Genarico Tambor, más conocido como el Hermano Yuyu-. Y mira que le digo que está muerto pa´ los restos, pero no hay manera.
-¡No, hombre, no! Yo paso lista y cuando oigáis vuestra categoría cascáis vuestro nombre. Que parecemos tontos -aclaró la Kosa.
-Es que de tanto hablar en castellano místico con entidades preternaturales uno olvida las acepciones vulgares propias del común de los mortales -explicó Esteban Rarillo, volviendo a ponerse la capucha negra.
-Y que lo digas, compañero -coincidió el Hermano Yuyu, poniéndole la mano en el hombro.
-De compañero nada, so trepa. Que los Guishanti me han soplado que vas a sustituirme como Hechicero Sumo. Y que después la espichas. En plan místico, pero la espichas, que lo sepas.
-Huy, qué mala baba. Pues ya no te ajunto -dijo el Hermano Yuyu, dolido.
-¡Ay! ¿Por qué me quitas un pelo del bigote, hechicerillo de pacotilla?
-Luego te cuento, majo... -El Hermano Yuyu volvió a las sombras, que con eso de ser negro y tal lo ocultaban superbién.
-Haiga paz -intervino Ben Grima-. A ver, ¡Forzudo Ultrafeo!: ¡Servidor y picapedr...!
-Qué callado te lo tenías lo del castellano místico... -se sorprendió Bumerang.
-Es un arcaísmo del presente de subjuntivo que proviene del español del siglo XVI y, si bien pervive en muchas zonas rurales, se considera ajeno a la norma culta -precisó Jalactus-. Yo es que siempre quise hacer Filología Hispánica, pero ningún planeta me aceptaba la matrícula con eso de que me los comía.
-¿Casa Paco? -llamó Madame Güeb desde su Ericsson Prophet con antenita-. Sí, quiero reservar una mesa para los próximos veinte años.
¡Genial! Mira lo que te inspira.
ResponderEliminar