sábado, 23 de febrero de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (39)

-Para mí que era por aquí -dijo el Lobisome.
-Eso mismo has dicho hace tres horas agfs... y aquí estamos dando más vueltas que un agfs... tonto, Jacobo, hijo -le echó en cara Loba Viperina, cuyo asma impedía a su sinhueso soltarse las papilas gustativas en condiciones.
-Que no, que no. Que esta vez va en serio -aseguró Jacobo Rosel, cuyo hirsutismo le permitía mentir la mar de bien sin que se le viera el colorete en las mejillas.
-Por este tamarindo ya hemos pasado -dijo Karmen el Cazador.
-¿Cómo lo sabes?
-Huele a pis de Güendigo.
-Güendigo... -dijo Güendigo mirando hacia el encharcado suelo fangoso.
-¡Güendigo pito! ¡Güendigo caca! -exclamó Guay Child, encaramándose acto seguido al tamarindo para comerse unos frutos.
-¡Apéese chamaco y no forme revolú o le daremos una catimba por sajorí! -exclamó Tigre Blancurrio.
Guay Child se lo quedó mirando desde lo alto del tamarindo con cara de Guay Child.
-¡Que bajes o te arrancamos la cabeza! -le aclaró amablemente Kalibán, siempre dispuesto a ayudar.
-¡Si es un crío, Kalibán, gott im Himmel! Un poco más de tacto, hombre -terció Acosador Nocturno.
-¡Si bajas ahora mismo igual no te arrancamos la cabeza!
-Eso está mejor -aprobó Acosador Nocturno.
-Cuando me canse de arrancar cabezas igual me dedico a la docencia.
-Sabia decisión, si me lo permites -contemporizó Acosador Nocturno, quien desde bien pequeñito tenía en gran aprecio su azulada cabeza de orejotas puntiagudas.
-¡Es por aquí! ¡Seguidme! -les llegó el grito de la Bestiola a través de la espesura.
Karmen el Cazador, el Lobisome, Güendigo, Loba Viperina, Kalibán, Acosador Nocturno y Tigre Blancurrio se adentraron en la susodicha espesura llena de zarzas, reluctantes. A repelo, vamos. Guay Child, al verse solo, no tardó en bajar del tamarindo con la boca llena de ídem.
-No sé yo... -murmuró Acosador Nocturno.
-Si se sacó afgs... el carné a la agfs... cuarta.
-Mis sentidos son más agudos que los suyos -se ufanó Jacobo Rosel.
-De ilusión también se vive -dejó caer por lo bajini Karmen el Cazador.
-¿Qué? -preguntó el Lobisome.
-¿Yo? No, nada. Igual es que no me has oído bien.
Llegados al claro, descubrieron a Juanqui McCoy, cuyo índice apuntaba con orgullosa certidumbre hacia su destino:

A GUAKANDA
TO´TIESO 2 KM

Guay Child se quedó mirando el dedo de la Bestiola, por lo demás de impecable manicura.

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