domingo, 21 de abril de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (46)

(Corramos un velo de cretona sobre tan avergonzante escena, que el presupuesto no está para rasos, satenes, tafetanes y fruslerías similares.)

-¡Qué asco, por favor! -comentó la Bestiola, una vez en petit comité.
-Creo que me estoy mareando -dijo Jacobo Rosel.
-He arrancado cabezas por muchísimo menos -se quejó Kalibán.
-Pfui! Voy a necesitar ayuda psicológica -se lamentó Conrado Carretero.
-Yo conozco a un psiquiatra que es la bomba -le informó Karmen el Cazador-. Te paso su número.
-Danke, ¿acepta pacientes mutantes?
-Claro, con eso de que es superhéroe te hace hasta descuento.
-¿Y a ti qué tal te fue con él?
-De pila máster, oye. Doc Sansón es de la nueva escuela: poco fármaco y mucha empatía. Empatiza tanto que al final de la sesión está peor que uno y eso es algo muy terapéutico para el paciente, qué quieres que te diga.
-Igual le llamáis los ocho y os hace un barato -dejó caer Loba Viperina.
-¡Fo! Jesú Santísimo. El culichumbo este está podrío.
-Su alteza -dijo la Panthera Negra, mientras se subía los pantalones de poliéster reforzado con vibrantonio.
-Su alteza culichumbo -dijo Tigre Blancurrio.
-Tú eras un poco caníbal, ¿no? Como soy un rey tan magnánimo y tan enrollao, te eximo de olisquearme las posad... ¿Sí? ¡Ah, hola, Juanito, cuánto tiempo! -le dijo la Panthera a su Samsung Orisha S6.
-Güendigo... -dijo Güendigo, alejándose con la cabeza gacha de las regias asentaderas.
-Tan cerca y tan lejos, que dijo el poeta -se compadeció Tormentosa-. Yo se las muerdo a diario.
-¿Qué poeta? -se interesó la Bestiola.
-Uno idiota, fijo -aclaró Loba Viperina.
-¿Qué me estás contando, Juanito? Descuida, máxima prioridad. Vamos para allá zumbando. Gracias por avisarme, tío. No cambies nunca. Ya sabes que te quiero como a un hermano. No sé qué haría yo sin ti.
-¿Quién era? ¿Qué pasa? -preguntó el Lobisome.
-El gilipollas de Juanito Tormenta. Que hay problemas en "El Eskrull Achispado" y de los gordos. Vete arrancando el Kinjet, Bestiola, que vamos para allá.
-¿Y el Pedrolo del alma? -preguntó Juanqui McCoy.
-Es una cuestión de prioridades. Primero está "El Eskrull Achispado", luego Guakanda y después el resto. Oye, Tormentosa, ¿quieres decirle al niño este que deje de intentar olerme el culo?
-Ven aquí, guapo.
Guay Child se acomodó de un brinco entre el espléndido melonar de ébano de la reina y ambos vieron alejarse al grupo de superanimales -alguno con varios doctorados summa cum laude, ojo- camino del Kinjet aparcado de cualquier manera en doble fila.
-Gugu-tata -se despidió de ellos Guay Child.

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