sábado, 26 de enero de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (37)

-Ajá.
-¿Y usted cómo lo lleva, Sansón?
-¿Cómo llevo el qué?
-Lo de ser un segundón fracasado y todo eso.
-No, si yo no...
-Tantos años pegado al culo de Julk sin éxito alguno, siendo pateado una y otra vez...
-Bueno, yo...
-Julk sí que es un tío nacido para triunfar. Si hasta tiene otros dos nombres y todo. ¿Quién no ha oído hablar de la Maza o de Roberto Brusli Banderas? En cambio su apellido de usted no lo conoce nadie.
-Yo no diría tanto...
-A ver, ¿cómo se apellida?
-Esquizovski -carraspea Doc Sansón.
-La primera vez que lo oigo. ¿Cuántos años lleva usted en la profesión, Sansón?
-Cuarenta... cuarenta y ocho.
-¿Tiene usted una familia como dios manda, esposa, hijos?
-Yo... tuve un hijo. Se llamaba Ricardito.
-¿Tiene alguna foto?
-Pues no, la verdad. Es que su madre era muy capulla y no me habló de él hasta que cumplió los ocho. Y luego se me murió.
-Los hijos es lo que tienen: intentan seguir los estelares pasos de su padre y la cagan. Eso no hace que te sientas menos orgulloso. Yo he tenido cuatro: Vladimiro, Nerdicio, Demetrio y Anita. Los tres primeros la diñaron tratando de imitarme. La chica espero que se deje de tontadas y me haga abuelo pronto. Luego ya que la diñe si quiere. ¿Su hijo también la espichó por imitarlo a usted?
-Le cayó encima una cabeza nuclear.
-Ah, qué mal rollo. Al menos le queda su madre.
-Estaba con Ricardito cuando lo de la cabeza nuclear.
-Entonces no.
-No... Estoy solo.
-La soledad, si uno lo mira bien, es un espacio abonado para la creatividad; para conocerse a sí mismo y expresarse. ¿Pinta usted, escribe, esculpe?
-No...
-Bueno; no todo el mundo puede ser artista. Siempre le quedan sus amigos.
-No tengo amigos.
-Ahí ya me lo pone difícil, amigo Sansón. A todo esto, ¿cree usted que lo mío tiene cura?
-Yo... eh... aquí tiene. Tómese esto. -Doc Sansón le tiende la receta-. Buenas tardes.
-Buenas tardes tenga usted.
El doctor Sansón sale cabizbajo de la choza. Karmen el Cazador espera unos segundos antes de coger su móvil de concha y llamar a su señora.
-Kalipso, cari... No te enfades, va. Una cosa: ¿tenemos Omeprazol en la choza?

jueves, 24 de enero de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (36)



De entre las sombras de la choza, dos ojos carmesíes sin pupila asoman en ese instante en plan avanzadilla de un cuerpo mulato de infarto realzado en sus cimbreñas curvas por un triquini de piel y garras de pantera.
-Hola, buenas tardes, apuesto joven.
El doctor Sansón, que hace tiempo que no lo cata, traga saliva.
-... buenas tardes tenga usted.
-Kalipso, mi señora -la presenta Karmen-. Déjanos a solas, mujer.
-Oye, rico, las órdenes se las das tú a tu pastelera madre. ¿Me entiendes? Me voy a desollar potamoqueros sola. Ahí te quedas.
-No te pongas así, cari.
-Me pongo como me da la gana. -Kalipso sale dando un portazo que pone perdidos a Karmen y Sansón de barro y caca de vaca tísica.
-Antes no era así -se lamenta Karmen el Cazador-. Ya me lo decía mi madre: no te juntes con sacerdotisas vudú haitianas, que tienen mucho carácter.
-¿Tienen ustedes problemas matrimoniales, señor Cazador?
-Bueno, sí. Ya solo lo hacemos cinco veces al día. Llámeme Sergi, si no le importa.
El doctor Sansón pone cara de interesante y apunta en su libreta:

SATIRIASIS/MITOMANÍA (por determinar).

-Dígame, Sergi. ¿Hace mucho que no sale de la choza?
-Cosa de un mes.
-Le sentaría bien un poco de aire fresco. Lo digo porque aquí huele que apesta. ¿No tienen excusado aquí?
-Los orinales son para nenazas. Los gorilas duermen sobre sus heces y mírelos usted lo fuertes que están. Yo no huelo nada y estoy aquí tan ricamente con todas mis cosas.

AGORAFOBIA, COPROFILIA, SÍNDROME DE DIÓGENES.

-Entonces, ¿se encuentra usted bien, Sergi?
-¿Yo? No, qué va.
-Como acaba de decir que está tan ricamente.
-¿Eh? ¡Ah! Hombre, era un pourparler. ¿Le apetece un poco de licor de coco?  Es casero.

PRINCIPIO DE ALZHEIMER ASOCIADO A SÍNDROME KORSAKOFF.

-No, gracias. Hábleme de su trayectoria profesional.
-Jopé, doctor. ¿Puedo llamarlo Sansón? Lo ha clavao usted. Ya me dijeron que las cazaba al vuelo. ¡Es que es usted la bomba! ¿Puedo darle un abrazo?

HIPOMANÍA. HOMOEROTISMO REPRIMIDO.

-Claro, claro. Pero uno breve. ¿Tiene problemas en el trabajo?
-Ahí le ha dao. Es que no me siento nada realizado. Cincuenta y cinco años dando el callo como villano y no tengo siquiera una miserable serie limitada, que se la dan al primer esgarramantas como Piños de Sable o Caspa y Puñeta. Cualquier día le dan una colección regular a Bumerang. Y si no, al tiempo.

BURNOUT. MEGALOMANÍA.

-Bueno, tener serie propia tampoco es tan importante.
-¿Usted ha tenido serie limitada, amigo Sansón?
-Esto, sí. Un par. Pero vamos, que da igual. Lo que importa es que es usted un villano muy reconocido en el gremio, Sergi.
-Estaba a esto de ganar reconocimiento internacional, Sansón, colega, y me lo arrebataron.
-¿A qué se refiere?
-Iba a salir en la peli de la Panthera Negra, pero la cosa al final no cuajó.
-Qué raro. Hubiera encajado usted muy bien. ¿Quién es su representante?
-El mismo de Monsi Williams, el Hombre Maravillado. También lleva a la chica esa de la melena pelirroja que canta música disco y suelta luces, sí, hombre, ahora mismo no recuerdo cómo se llama.

domingo, 20 de enero de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (35)

(Nota del Narrador Todopoderoso, Enrollao y Nada Intrusivo: Esta escena, si bien tiene lugar en la jungla africana, es una escena retrospectiva. Vamos, un flashback en inglés o un "echapatrás" en cristiano. Está narrada en presente a fin de captar mejor la evanescente cualidad del instante fugitivo, incrementando por contraposición su dramatismo inherente. También lo hago para que os cosquéis de que hemos cambiao de tiempo, que no de lugar y porque me sale de los perenguendengues -léase la cuarta palabra de la presente glosa-. Hala, a mandar.)

Los tambores dunganu atruenan cada vez más cerca, más próximos a su objetivo. Miles de ojos inyectados en sangre acechan al joven y apuesto doctor mientras se adentra entre la espinosa broza de Ingahni, la selva infinita donde moran los espíritus de los muertos.
-Tengo que dejar el cigarrillo -se dice el doctor Sansón, parándose un instante para echar el bofe.
Por fin logra llegar al claro donde mora su torvo paciente. No ha sido fácil. Para llegar allí ha tenido que prescribir (dos)miles de colirios.
Se dirige al centro de la aldea, la verde melena ondeando con la brisa africana. Hermosas nativas de calipigio nalgamen aprovechan para preguntarle la marca de su champú: Esencia de Hierbajo.
-¿Se puede? -llama a la puerta de la choza del jefe. La mezcla de bosta de vaca y arcilla recién revocada deja un recuerdo duradero en sus nudillos.
-Adelante.
El interior, sumido en sombras, hace gala de una abigarrada decoración: una cabeza disecada de un ñu de cola blanca; la cabeza de Mumbole, que hizo trampas jugando al mus; una maceta de iboga; un plato de gachas de ñame sobre la mesa de bejuco trenzado; dos tambores yoruba para oficiar el culto a los espíritus de las Tierras Negras. Un ara sacrificial marca Hacendado. Un llavero de Mokele Mbembe en miniatura con las llaves del Panda; un tanga leopardo usado y una tarjeta de cumple con la frase: "No cambies nunca, Karmen".
-Bien, túmbese y cuénteme qué le pasa.
-Básicamente que estoy jodido. Ya me disculpará usted la grosería, doctor -dice Karmen el Cazador, mirando al techo de la choza.
-Relájese, respire hondo y me lo explique -Doc Sansón se sienta sobre un tambor yoruba, saca su libreta Rubio cuadriculada y muerde el capuchón de su Bic con la soltura que solo se adquiere con los años.

miércoles, 16 de enero de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (34)


Tigre Blancurrio aún se estaba sobando el cogote cuando unos drones con pincho USB incorporado empezaron a cantar al son de un marcial y alegre chimpúm:
Amanece.
Llueve en Guakanda.
¡Llueve mucho en Guakanda!
La jungla es lo que tiene.
Eso y gorilas de espalda plateada.
Bueno, ¡y sanguijuelas!
Y algo de vibrantonio,
que lo deben de usar para los móviles.
¡El tamtám tenía más encanto!
¡Guakanda, qué hermosa eres,
y qué lindas tus mujeres!
¡Negras culonas de labios pulposos!
¡Siempre entregadas a su rey Ta´Challa!
Cómo te pasas, Panthera Negra,
deja alguna para tus leales súbditos negratas.
¡No sé si he dicho que está lloviendo un porrón!
-Procedan ustedes a aplaudir entusiásticamente o serán derribados -concluyeron los drones, en un tono algo más formal.
Bastante a repelo, los nueve pasajeros del Pajarraco Negro se pusieron a aplaudir torciendo el morro.
-No sé quién le habrá dicho a la Panthera que sabe componer -cuchicheó Karmen el Cazador a la oreja de Güendigo.
-Güendigo...
-Vaya que si es horrible, colega.
-Te hemos oído, pintoresco extranjero bigotudo con mallas de leopardo de sexualidad dudosa. Procede de inmediato a pronunciar la siguiente frase expiatoria: "La Panthera, ínclito soberano del verdeante vergel que es Guakanda, es un compositor de primera cuyas letras perdurarán hasta el fin de los tiempos junto a las de los Beatles, Queen, Bob Dylan y Camela." En caso de negarte, serás amablemente laserizado, toquilla incluida.
Karmen el Cazador, que no tenía muchas ganas de ser laserizado con amabilidad en ese preciso instante, repitió la frase mientras se ciscaba mentalmente en las muelas de Ta´Challa.

sábado, 5 de enero de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (33)

En la cabina de mandos del Kinjet, corrido el asiento del piloto hacia adelante para dejar sitio, Juanqui McCoy, la Bestiola, tapándose los oídos con los pulgares de los pieses, intentaba sin éxito alguno entre resoplidos leer "La montaña mágica" debido al griterío de los pasajeros.
-¡Tengo hambre! ¡Quiero comer! -se quejó Guay Child desde uno de los asientos del gallinero.
-Pos te aguantas -le dijo Karmen el Cazador-. Así te harás más machote y te saldrá un bigote como el mío.
-Josplas. ¡No quiero bigote feo! ¡Quiero comer!
-¿Seguro que vamos a llegar a Guakanda antes de la luna llena? -quiso saber Jacobo Rosel.
-¡Güendigo! ¡Güendigo! -exclamó Güendigo.
-Tú te callas, pesao -le riñó Loba Viperina-. No me extraña que no ligues, con semejante labia.
-Güendigo... -dijo Güendigo, dolido, churrupeteándose un dedo.
-¿No venía con nosotros Piños de Sable? -quiso saber Kalibán.
-No. ¿Por? -contestó Juanqui McCoy, intercalando un bufido de los buenos entre las dos palabras y el punto y seguido.
-Por arrancarle la cabeza, más que nada, si no tiene inconveniente. Él mató a mis amigos los Morlacos.
-Pues no ha venido.
-Tenía yo entendido que sí -continuó Kalibán, que tenía bastantes ganas de arrancar cabezas.
-Si estuviera ahora mismo en el Kinjet sería apócrifo -contestó Juanqui McCoy.
-¿Y a qué vamos a Guakanda, si puede saberse? -preguntó Karmen el Cazador-. Con lo tranquilo que estaba yo desollando elefantes en mi terruño.
-La Panthera nos ha convocado allí. Misión ultrasecreta para salvar el mundo, como poco -le respondió la Bestiola.
-Pero si yo soy de los malos.
-Ya, pero la Panthera es un Iluminao. Ya nos lo explicará él.
¡BAMF!
-Gott im Himmel! Si no vuelo en el Pajarraco Negro se me revuelven las tripas, amigo Juanqui. Ya me disculparás el pestazo.
-Nada, nada, hombre. Si total ya olía a choto desde el despegue -dijo la Bestiola.
¡BAMF!
-¿Quién se ha tufao, que huele a pesc...? -canturreó alegre Guay Child.
-Pensaba que eras de los listos -comentó Karmen-. ¿En serio que no sabes por qué estoy aquí?
-Mi pana Juanqui está más jalao que un timbre de guagua porque los Iluminaos son unos soplapotes que le dieron boche -intervino Tigre [¡ajum, ajum!] Blancurrio-. Pero aunque mi pana Juanqui no es tan aguzao como ellos ni de lejos, es mi panita, ¡ay, bendito!
-Me quedé a dos décimas en la Selectividad -explicó la Bestiola mientras agarraba el cubo de Rubik con un pie-. Oye, Tigre Blancurrio, ¿puedes ir al fondo del Kinjet y ponerte de espaldas?
-Pos claro, pana. ¡Eso es un mamey!
-Gracias, majo -dijo Juanqui McCoy, lanzando el cubo con fuerza.
-¡Ay! -exclamó Tigre Blancurrio.