sábado, 5 de enero de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (33)

En la cabina de mandos del Kinjet, corrido el asiento del piloto hacia adelante para dejar sitio, Juanqui McCoy, la Bestiola, tapándose los oídos con los pulgares de los pieses, intentaba sin éxito alguno entre resoplidos leer "La montaña mágica" debido al griterío de los pasajeros.
-¡Tengo hambre! ¡Quiero comer! -se quejó Guay Child desde uno de los asientos del gallinero.
-Pos te aguantas -le dijo Karmen el Cazador-. Así te harás más machote y te saldrá un bigote como el mío.
-Josplas. ¡No quiero bigote feo! ¡Quiero comer!
-¿Seguro que vamos a llegar a Guakanda antes de la luna llena? -quiso saber Jacobo Rosel.
-¡Güendigo! ¡Güendigo! -exclamó Güendigo.
-Tú te callas, pesao -le riñó Loba Viperina-. No me extraña que no ligues, con semejante labia.
-Güendigo... -dijo Güendigo, dolido, churrupeteándose un dedo.
-¿No venía con nosotros Piños de Sable? -quiso saber Kalibán.
-No. ¿Por? -contestó Juanqui McCoy, intercalando un bufido de los buenos entre las dos palabras y el punto y seguido.
-Por arrancarle la cabeza, más que nada, si no tiene inconveniente. Él mató a mis amigos los Morlacos.
-Pues no ha venido.
-Tenía yo entendido que sí -continuó Kalibán, que tenía bastantes ganas de arrancar cabezas.
-Si estuviera ahora mismo en el Kinjet sería apócrifo -contestó Juanqui McCoy.
-¿Y a qué vamos a Guakanda, si puede saberse? -preguntó Karmen el Cazador-. Con lo tranquilo que estaba yo desollando elefantes en mi terruño.
-La Panthera nos ha convocado allí. Misión ultrasecreta para salvar el mundo, como poco -le respondió la Bestiola.
-Pero si yo soy de los malos.
-Ya, pero la Panthera es un Iluminao. Ya nos lo explicará él.
¡BAMF!
-Gott im Himmel! Si no vuelo en el Pajarraco Negro se me revuelven las tripas, amigo Juanqui. Ya me disculparás el pestazo.
-Nada, nada, hombre. Si total ya olía a choto desde el despegue -dijo la Bestiola.
¡BAMF!
-¿Quién se ha tufao, que huele a pesc...? -canturreó alegre Guay Child.
-Pensaba que eras de los listos -comentó Karmen-. ¿En serio que no sabes por qué estoy aquí?
-Mi pana Juanqui está más jalao que un timbre de guagua porque los Iluminaos son unos soplapotes que le dieron boche -intervino Tigre [¡ajum, ajum!] Blancurrio-. Pero aunque mi pana Juanqui no es tan aguzao como ellos ni de lejos, es mi panita, ¡ay, bendito!
-Me quedé a dos décimas en la Selectividad -explicó la Bestiola mientras agarraba el cubo de Rubik con un pie-. Oye, Tigre Blancurrio, ¿puedes ir al fondo del Kinjet y ponerte de espaldas?
-Pos claro, pana. ¡Eso es un mamey!
-Gracias, majo -dijo Juanqui McCoy, lanzando el cubo con fuerza.
-¡Ay! -exclamó Tigre Blancurrio.

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