miércoles, 16 de enero de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (34)


Tigre Blancurrio aún se estaba sobando el cogote cuando unos drones con pincho USB incorporado empezaron a cantar al son de un marcial y alegre chimpúm:
Amanece.
Llueve en Guakanda.
¡Llueve mucho en Guakanda!
La jungla es lo que tiene.
Eso y gorilas de espalda plateada.
Bueno, ¡y sanguijuelas!
Y algo de vibrantonio,
que lo deben de usar para los móviles.
¡El tamtám tenía más encanto!
¡Guakanda, qué hermosa eres,
y qué lindas tus mujeres!
¡Negras culonas de labios pulposos!
¡Siempre entregadas a su rey Ta´Challa!
Cómo te pasas, Panthera Negra,
deja alguna para tus leales súbditos negratas.
¡No sé si he dicho que está lloviendo un porrón!
-Procedan ustedes a aplaudir entusiásticamente o serán derribados -concluyeron los drones, en un tono algo más formal.
Bastante a repelo, los nueve pasajeros del Pajarraco Negro se pusieron a aplaudir torciendo el morro.
-No sé quién le habrá dicho a la Panthera que sabe componer -cuchicheó Karmen el Cazador a la oreja de Güendigo.
-Güendigo...
-Vaya que si es horrible, colega.
-Te hemos oído, pintoresco extranjero bigotudo con mallas de leopardo de sexualidad dudosa. Procede de inmediato a pronunciar la siguiente frase expiatoria: "La Panthera, ínclito soberano del verdeante vergel que es Guakanda, es un compositor de primera cuyas letras perdurarán hasta el fin de los tiempos junto a las de los Beatles, Queen, Bob Dylan y Camela." En caso de negarte, serás amablemente laserizado, toquilla incluida.
Karmen el Cazador, que no tenía muchas ganas de ser laserizado con amabilidad en ese preciso instante, repitió la frase mientras se ciscaba mentalmente en las muelas de Ta´Challa.

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