sábado, 13 de julio de 2019

Cuentos de "El Eskrull Achispado" (53)

-Nos estamos yendo un poco del tema, superheroicos amigos mundanos -intervino el Doctor Rarillo.
-¿Qué tema? -se interesó Ben Grima.
-La colecta.
-Ah, sí. Yo es que no lo veo.
-Eso es porque no estás versado en las artes místicas como un erudito servidor.
-Sí, va a ser eso -bufó Grima.
-¡Eureka! -exclamó Bumerang.
-No sabía que fueras vasco, Bubu, colega.
-No, si soy australiano. Quería decir que...
-Como experto versado en lenguas muertas y pachuchas, me permito sacarte de tu atrevida ignorancia, compañero Ben Grima: aquí el amigo habla un simpático dialecto pama-ñungano, una mezcla criolla entre el baagandji y el yardliwarra. Me atrevería a decir y acertaría que es del mismo pueblo que mi colega aborigen Portalico. Antes charrábamos mucho por Skype pero acabé cansándome porque siempre andaba medio dormido.
-No, no, si yo solo...
-Sería la diferencia horaria -intervino Estrella Plateada.
-Una falta de respeto es lo que era -aseguró el Doctor Rarillo.
-Mira quién fue a hablar -soltó Madame Güeb-. El que te deja colgada en plena partida de mus.
-Eso es griego -aseveró Jalactus, en vez de asegurar como un mortal cualquiera.
-¿Cómo lo sabes? -le preguntó el Doctor Rarillo.
-Hice el COU de letras -le explicó Jalactus.
-Ah. Mecachis -se sonrojó el maestrillo de las artes místicas.
-Oye, Rarillo, ¿por qué te pones la máscara esa negra? -se extrañó la Kosa.
-Por razones esotéricas. No lo entenderías.
-¿No?
-No.
-Pa´ ti la perra gorda -concedió Grima- ¿Qué querías decir, Bulbul, colegui?
-¿Eh? Ah, sí. Que no hace falta hacer una colecta. Tengo la solución.
-¿Tienes pasta?
-Yo no, pero otros sí. A ver, ¡levantad la mano los que estéis forraos!
De mala gana, ante la mirada atenta de los veinte mil parroquianos de "El Eskrull Achispado", dos brazos se alzaron.
-No pienso aflojar ni un céntimo -se ufanó Toño Starsky, el Hombre de Lata-. Como mucho, invito a una ronda de zarzaparrilla.
-Eso no se hace. Cuánto resquemor, hombre -comentó la boca correspondiente al segundo brazo que se había levantado, ambos propiedad de Kike Richimondo, el Halcón Parrandero.
-¡Estamos salvados! ¡Tres hurras por el Halcón Parrand...! -comenzó a exclamar la Kosa.
-Eh, que yo no he dicho que fuera a soltar la gallina, ojo -lo interrumpió Halcón Parrandero.

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