-Bueno, ¿qué ibas a contarme, Doctor Raruno? -preguntó la Panthera.
-Rarillo. Doctor Rarillo.
-Su Alteza.
-Su Majestad.
-Mmm... aceptamos pulpo. Pero que no vuelva a ocurrir, amigo hechicerete.
-Mentor de las Artes Místicas, perdona, chaval.
-Huy, esta ya no te la paso. Su Alteza.
Desde la mesa de mus, se dejó oír una voz profética, preternatural, arcana y un tanto cargada en años:
-Igual si dejamos de ver quién la tiene más larga y nos centramos un poco, mejor -dijo Madame Güeb-. O bien seguimos con la partida de mus.
-A mí me da miedo que mi santa use la Vara de Guachoomb para ver qué estoy haciendo y me pille en un renuncio, con lo que me tira ganar amarracos -admitió Esteban Rarillo-. Y Estrella Plateada tenía que ir a una reunión de HERALDOS ANÓNIMOS.
-Igual me acerco a esa reunión, que me están pitando un poco los oídos -comentó Jalactus-. Luego seguimos con la partida.
-Mátame, camión -dijo Madame Güeb-. ¿Le vas a contar o no, Esteban?
-Ah, sí. El caso es que...
-Oye, Rarillo -lo interrumpió Ojo Falcónido-. Que están escribiendo muy enfadados ahora mismo en el grupo de Guasap.
-¿Quiénes?
-Los que sacrificaste con el hechizo de la fabada ese.
-Sortilegio del Faralá, compañero mundano. ¿Y qué cuentan?
-Dedusa está muy preocupada porque se dejó un plato casi entero de rabas en nuestro universo, y que no se le ocurra comérselo a nadie. Julk está que trina porque un tío con capa y los gayumbos rojos por fuera le ha ganado un pulso. No... dos, dos pulsos. Acaba de poner un emoji cabreao... A Minimus lo internaron en cuanto llegó en el Asilo Barkham y como está lleno de zumbaos que gritan a todas horas no hay quien se concentre y piense un plan para cargarse a su querido hermano Rayao Negro. Y el Caballero Lunático se queja de que un tal Bruno Güey le ha llamado "lechuzo advenedizo" por ponerse a patrullar las calles de Gozham sin contrato.
"Yo pensaba que ya no iba a volver...", se excusó el Hombre Kosa mentalmente, con lo que no le escuchó ni Cristo, y cogió la raba de la vergüenza del plato.
-Mira, me alegro. ¡Chúpate esa, Robertito Brusli Banderas! Aún me duele el brazo, hombre... -comentó Ben Grima.
-Es de suma importancia que hagas regresar a mi hermano Minimus para que pueda darle una buena somanta -Rayao Negro le enseñó su pizarrín al Doctor Rarillo.
-Luego si acaso lo miramos. Bueno, y a su señora Dedusa, ¿no, Su Alteza? -preguntó con retintín Rarillo, mirando a la Panthera.
-Tampoco tienes que darte tanta prisa -escribió Rayao Negro en su pizarra.
Aúpa, mi amor bello, ya estás cerquita. Te amo, Mimomito hermoso. Te adoro.
ResponderEliminarYa falta poquito, sí... :) Te quiero, niña preciosa...
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