Envuelto en la tranquilidad cósmica de mi hogar en el Área Añil de la Luna, rodeado por cientos de artefactos valiosísimos creados por razas alienígenas de todo el universo, entro en trance y levito para tratar de averiguar ese algo intangible que incomprensiblemente se me escapa a mí, el Narrador Necesario y Fardón. Poco a poco, entro en trance profundo y mis vastos poderes psiónicos se disponen a escrutar el infinito en pos de esa respuesta que me elude.
-Cari, ¿has bajado ya la basura? -me pregunta Ulpiana, mi santa.
-Ahora mismo iba... -El trance se va a hacer puñetas y me doy un buen culetazo contra el suelo.
-Siempre dices lo mismo, de verdad. A ver si aprovechas y tiras unos cuantos de esos chismes que guardas a lo tonto, que me tienes frita.
-Es la colección de papá, que en paz descanse.
-Yo no tengo la culpa de que tengas síndrome de Diógenes como tu padre. Que cualquier día nuestro hijo nonato se lleva a la boca un Cubito Cósmico vencido o un Moñificador Supremo y la tenemos.
-Sí, maña, sí.
-¿Qué dices?
-Que tienes razón, churri.
-Mucho darme la razón pero luego no haces nada. Ah, te ha llegado una carta.
-¿De quién?
-No me acuerdo ahora del nombre, pero pone algo así como "el autor".
-¿Dónde me la has dejado, Ulpi, tesoro?
-La he dejado pillada con la Corona Serpentina esa tan fea del salón. Así al menos sirve para algo.
-Te tengo dicho que no me gusta que la uses de pisapapeles.
-Pues la tiras, que queda horrible al lado de las copas.
Voy al salón de inmediato y cojo la carta de debajo de la Corona Serpentina. A mí no me parece que quede tan mal ahí, pero bueno.
Para mi
consternación, tras leerla descubro que ¡hay un narrador por encima del narrador! De hecho, he recibido una carta suya citándome en su despacho.
Es de
todo punto decepcionante, dada mi arraigada creencia en el libre albedrío,
sobre todo en el mío. Aparte de que pone mis inconmensurables poderes cósmicos en entredicho. Claro que con todo el poder cósmico que tengo, no ha habido manera de hacerme crecer el pelo, así entre nosotros.
-¿Vas a bajar la basura o no? -me pregunta Ulpiana desde el recibidor.
Redondo, redondez, redondea tu idea... aquí vas, songo sorongo... felicidades, mi amor, te amo.
ResponderEliminarGracias, momitalinda. Te quiero, churretita...
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